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La orden
cartuja fue fundada por Bruno de Hartenfaust, que siendo canónigo de la iglesia
de Reims y estando propuesto para el arzobispado de dicha diócesis se retiro a
un lugar solitario llamado Chartreuse, cercano a Grenoble (Francia) en el año
1084. Los cartujos es una orden de vida contemplativa, no desempeñan ministerio
alguno por ser incompatible con la vida solitaria. La Comunidad Cartujana se
compone de monjes y conversos o legos. Los monjes
pueden pasear fuera de la clausura una vez a la semana durante unas tres horas,
mientras que los legos solo pueden hacerlo tres o cuatro veces al año. La mayor
parte del tiempo la pasa el cartujo en su celda, rezando por las necesidades del
mundo, estudiando y trabajando en un pequeño taller, y de los muchos trabajos
que realizan se encuentra el rosario hecho de pétalos de rosa. Cuando muere un
miembro de la comunidad su cuerpo lo ponen sobre una tabla, sin ataúd y todos
los demás miembros le siguen hasta el Claustro que es el sitio donde se le
entierra. La decisión de fundar una nueva casa de la orden Cartuja, fue tomada
por la Comunidad del Monasterio del Paular en 1458, sin determinar lugar de
emplazamiento hasta 1506 aquí en Granada y gracias a unos terrenos cedidos por
el Gran Capitán D. Gonzalo Fernández de Córdoba. El lugar que ocupa hoy no es
el primitivo ya que éste ofrecía muchas dificultades e inconvenientes en la
construcción y era lugar poco seguro para los monjes por estar rodeado de
moriscos. En 1516 se iniciaron las obras que durarían tres siglos sin que se
abarcara la totalidad del proyecto inicial, y del que solo se conserva parte,
porque en 1842 se destruyeron el Claustro y las celdas de los monjes, afectando
a la Casa Prioral que fue destruida totalmente en 1943. Fue en el año 1545
cuando la Cartuja de Granada se incorporo a la Orden tomando como titulo Nuestra
Señora de la Asunción, nombre por el que hoy se conoce.
LA
PORTADA.- Del siglo XVI y de estilo plateresco es la portada que da acceso al
recinto en el que se levanta el monasterio. Formada por un arco de medio
punto, abre a un patio sencillo y al fondo la fachada principal del monasterio
de estilo renacentista. Al pie de la gran escalinata, y de un extremo a otro un
espléndido empedrado granadino representando escenas de cacerías, un escudo
central y figuras gigantescas. La portada, en la fachada principal del
monasterio, en mármol gris de estilo neoclásico, flanqueada por columnas
jónicas, está presidida por una
estatua de San Bruno, en mármol blanco, obra de Pedro Hermoso. El Claustrillo
forma un patio austero del siglo XVII con arquería dórica. Sirve de antesala a
la iglesia, a la que presta dos entradas, abriéndose así mismo en sus
galerías a cuantas estancias se relaciona. En el Refectorio comían los
cartujos los días festivos, pues el resto de la semana lo hacían cada uno en
su celda o habitación. En esta sala se hermanan las bóvedas de crucería
gótica de aristones y los arcos de medio punto. En una de sus paredes pinto
Sánchez Cotán una Cruz de admirable relieve, tanto que incluso los pájaros
quieren posarse sobre ella, se encuentran además, cuadros del mismo autor que
rememoran los inicios de la Orden Cartujana, así como los martirios padecidos
en Inglaterra, bajo el reinado de Enrique VIII. La Sala de San Pedro y San
Pablo, llamada también Sala de Profundis, y comunica con el Refectorio. Cuenta
con un retablo que parece de mármol gris, pero que es pintado también por
Sánchez Cotán, al igual que el cuadro que preside con los Apóstoles Pedro y
Pablo, del cual toma nombre. Hay tres cuadros con escenas de la fundación de la
primera Cartuja en Chartreuse, diócesis de Grenoble. También hay otros
cuadros, uno de la Virgen con el Niño, otro de dos Obispos Cartujos y un
Santo Rostro. La Capilla de los Legos fue construida entre 1517 y 1519 por Fray
Alonso de Ledesma y constituye quizás lo más puro y original del último
gótico en Granada. En sus bóvedas de crucería, hay que destacar la forma en
que se rematan sus arcos, sobre haces de columnillas que se reducen en una,
apoyada en pequeña mensula. Los cuadros son obra de Carducho, representando
diversas escenas de la vida de los Cartujos, que estuvieron colgados junto a los
de Sánchez Cotán en el Claustrillo. La Sala Capitular hay que destacar la
puerta, con clavos de bronce de fina técnica. Tiene bóveda de crucería y uno
de tres cascos con artesones cuadrados y pechinas con adornos romanos. Los
cuadros son obra de Carducho, el que preside representa la aparición de la
Virgen a San Bruno, los restantes a los martirios sufridos por los monjes. En
esta sala los cartujos realizaban asambleas relacionadas con los asuntos de su
Comunidad. También en el Claustrillo, encontramos tres pequeñas capillas. En
una de ellas, existe hoy una talla del escultor José Risueño, muy expresiva
del último
barroco granadino representando a la Virgen con el Niño. La segunda ofrece
varias muestras de antigua artesanía granadina en taracea. La tercera, una gran
escultura de Ecce Homo, obra en barro cocido de los hermanos García, del
siglo XVI.
La
Iglesia fue construida por una sola gran nave, se inicio a mediados del siglo
XVI y se termino en 1602. Esta dividida en tres partes, cada una de estas con un
acceso diferente. La primera desde la fachada principal hasta el cancel,
destinada al pueblo. La segunda a coro de legos, tiene su entrada por el
Claustrillo y la tercera, más extensa e inmediata al Altar, destinada a los
monjes, esta entrada más rica y amplia. El coro de monjes y legos están
separados por una puerta de cristales de Venecia y diversas maderas con
incrustaciones de marfil, carey, nácar y plata, obra del lego cartujo José
Manuel Vázquez. A sus lados hay dos retablos barrocos con lienzos del Descanso
en la Huida de Egipto y el Bautismo del Señor, ambos de Sánchez Cotán. Los
cuadros de las paredes representan escenas de la vida de la Virgen y sobre la
puerta de entrada está la Inmaculada, todos obra de Bocanegra hacia 1670. A la
izquierda del prebisterio hay un altar con la Virgen del Rosario, precioso
lienzo de este mismo autor, y encima una tabla con Ecce Homo, obra del divino
Morales. En el ábside se ven cuatro esculturas en yeso de S. Hugo, San Juan
Bautista, San Bruno y un Obispo Cartujo, y entre estas tallas, cuadros de
Sánchez Cotán con la Oración en el Huerto, la Flagelación del Señor, Jesús
con la cruz y la Coronación de Espinas. En el centro del ábside aparecen: los
Apóstoles rodeando el Sepulcro de la Virgen y encima la Asunción llevada
al cielo. En los laterales se ven el Nacimiento de
Jesús y la Adoración de los Reyes, también obras de Bocanegra. En el Altar
Mayor, un baldaquino construido en 1710 por Francisco Hurtado Izquierdo, en
madera dorada sobre un rico basamento de mármol rojo con piezas incrustadas en
negro, en cuyo centro se levanta la imagen de la Asunción, obra de José de
Mora. Este baldaquino deja ver en parte, tras de si, el gran arco encristalado
que separa la iglesia de la capilla del Sagrario. Desde el fondo del templo, a
través del baldaquino se ve el Sancta Santorum. Construido por Francisco
Hurtado de 1704 a 1720. Combinan en el los mármoles más diversos en decididas
combinaciones de color. Dobles columnas corintias en cada uno de los ángulos
sujetan los arcos sobre los que se alza la cúpula. El centro lo ocupa un gran
tabernáculo de mármoles de distintos colores, alzado sobre ocho columnas
salomónicas, figurando en los ángulos estatuillas doradas con símbolos
eucarísticos, obras de Risueño. Dentro esta el Sagrario, de maderas preciosas
y adornado de bronces, hecho en 1816 por Hurtado Izquierdo, posterior al
sustraído por el general Sebastián, que era de plata, durante la invasión
francesa. Añadidas en 1713, hay dos pequeñas capillas, para velar el Sagrario,
a través de los óculos. Volviendo a la iglesia, a la izquierda del Altar
Mayor, se encuentra la puerta de la Sacristía, ante ella un derroche de
fantasía arquitectónica, obra de Luis Arévalo, Cantero y Luis Cabello,
tallista. La Sacristía es el máximo exponente de la fase final del barroco
español. Emplearon 37 años en su construcción, empezándose en 1727. Un
derroche de pura ornamentación, se logran a base de líneas, los efectos de luz
y perspectiva más extraños, la variedad de colores empleados en materiales y
la luz que sobre ella se proyecta la hacen aparecer en unas dimensiones
superiores a las reales. Sobre su zócalo de mármoles de Lanjarón, unas
pilastras la dividen en cuatro partes, entre las cuales se insertan las
cajoneras labradas por Fray José Manuel Vázquez en 1730 a 1764, están
enchapadas en caoba, ébano, palo santo, marfil, concha y plata. En el fondo de
la sala un retablo de mármol que preside una estatua de San Bruno en alabastro,
en la parte alta figura una Inmaculada de mármol de Carrara y coronando el arco
un escudo de España. A un lado del retablo destaca una pequeña y admirable
escultura de San Bruno de extraordinaria belleza, obra de José de Mora. En la
cúpula, de oscuros colores, pintada por Tomás Ferrer en 1735, destaca a San
Bruno, San Juan y otros fundadores. Hay varios cuadros obras de Francisco
Morales, con pasajes de la vida de Jesús, otro con dos Santas Cartujanas. De
Sánchez Cotán son los dos cobres con pinturas del Crucificado y de la
Inmaculada.

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