RUTA DE LOS NAZARÍES
Itinerario dedicado a la dinastía
que acuñó y encabezó el último estado de al-Andalus, cuya
trayectoria deparó realizaciones artísticas y culturales grandiosas.
L a dinastía nazarí que encabezó el
último estado de al-Andalus, dejó su impronta en numerosos pueblos en
los que aún perviven las huellas de su pasado. La Ruta de los Nazaríes
está dedicada a Las hostilidades entre cristianos y
musulmanes en el reino de al-Andalus y el carácter fronterizo de estas
tierras condicionaron la organización de las villas al cobijo de
fortalezas amuralladas, que conformaron su sistema defensivo en la Edad
Media. Pocas rutas muestran un número tan elevado de arquitectura
militar. Las atalayas y alcazabas están presentes en todo el recorrido,
enmarcado en una gran diversidad paisajística. Los parajes rocosos se
alternan con fértiles valle, olivares y espacios naturales como la
Sierra de Andújar, Despeñaperros o Sierra Mágina. Hermosas cuevas en
las cercanías de Granada, así como manantiales de donde brotan aguas
famosas por sus propiedades minerales completan los atractivos
naturales. A lo largo de la ruta surgen pueblos que atesoran un gran
patrimonio artístico-cultural, con una importante presencia del arte hispanomusulmán,
que en su etapa nazarí se caracterizó por su exquisito barroquismo y
su El tramo inicial va de Sierra Morena a
los márgenes del Guadalquivir, a lo largo de unos 70 kilómetros. Esta
parte del recorrido empieza en la villa de Las Navas de Tolosa, donde
cristianos y musulmanes se enfrentaron en una batalla decisiva para el
devenir de al-Andalus. En sus inmediaciones, restos de las fortalezas,
atestiguan la importancia estratégica de esta plaza, situada junto al
Parque Natural de Despeñaperros, una sensacional reserva de flora y
fauna. Sorteando montes de encina, olivo y vid se llega a La Carolina,
que se yergue señorial con una arquitectura de corte neoclásico. En
Baños de la Encina se guardan más retazos de historia, como una
notable fortificación y una buena muestra de la arquitectura religiosa.
Bailén, villa de herencia andalusí y de importante tradición
artesanal, tiene entre sus principales atractivos el Palacio de los
condes de Benavente y la iglesia de la Encarnación. Así mismo,
numerosos monumentos conmemoran la batalla napoleónica que aconteció
en la localidad. Tras visitar Mengibar, cuyo emplazamiento actual data
de la época musulmana, se llega a Andújar, localidad que guarda la
esencia andalusí en cada recodo de su casco antiguo. Los restos de la
muralla, la mezquita convertida en iglesia de Santa Marina o la Torre
del Reloj, son bellas estampas de este periodo que conviven con
construcciones de otros estilos. Un buen número de casas solariegas y
palacios revisten la villa. En sus alrededores se extiende el A partir de este punto el recorrido se desarrolla por la campiña en dirección a Jaén, cubriendo otros 70 kilómetros. Tras Arjona, cuna de la dinastía Nazarí que fundó el reino de Granada, se llega a Porcuna, donde aún se conserva la Torre del Homenaje, donde estuvo prisionero Boabdil, último rey de Granada. Numerosas iglesias albergan una buena muestra de estilos. En el extrarradio, el Cerrillo Blanco constituye uno de los principales yacimientos de la cultura megalítica y prerromana. El paisaje se viste de atalayas hasta llegar a Torredonjimeno, villa de origen almohade en la que destaca la bellísima fachada del Ayuntamiento, uno de los más admirados ejemplos de arquitectura civil andaluza. Martos se consolidó en época andalusí como centinela del sur de la campiña, según proclaman las ruinas de sus dos castillos. A pocos kilómetros de Jaén se sitúa Torredelcampo, donde se elabora una deliciosa repostería según las recetas andalusíes. En sus alrededores afloran restos de su pasado ibero, romano, visigodo y musulmán. Un segundo ramal de la ruta visita las
localidades cercanas al curso alto del Guadalquivir, a través de un Desde ahí se aborda el último tramo hasta llegar a Granada. Tras La Guardia de Jaén, pequeña villa de pasado glorioso, se llega a Cambil, otra plaza fuerte de al-Andalus, donde destacan dos castillos de origen nazarí. También Huelma está presidida por su fortaleza. Desde el castillo se divisa la torre de la iglesia de la Inmaculada, una de las más bellas muestras de la arquitectura religiosa de la provincia. La estela de su pasado se conserva en la antigua judería, hoy barrio del Santo, en sus fuentes y en sus casas señoriales. Ya en la provincia de Granada, el itinerario sigue por Guadahortuna y Piñar, donde está la cueva de Las Ventanas, un conjunto calcáreo que impresiona al visitante. El castillo guarda los ecos de las batallas entre nazaríes y cristianos que presenció esta villa a las puertas de Granada. Custodiada por atalayas y fortalezas, Iznalloz alcanzó su auge como plaza estratégica de defensa del reino nazarí. En sus alrededores, bosques y cuevas con lagos subterráneos recrean un grato espectáculo. En plena Vega granadina aparecen Deifontes, Albote, campo de batalla en innumerables avanzadillas hacia la ciudad nazarí, y Maracena, última localidad antes de llegar a Granada, último reducto musulmán hasta la toma de la ciudad por los Reyes Católicos. |