SIERRA DEL MAESTRAZGO 2


Son tierras del Bajo Aragón y del Maestrazgo y forman parte de la ruta del Tambor y el Bombo. en diferentes lugares de por aquí (Híjar, Alcañiz, Calanda, Andorra, Albalate del Arzobispo) se vive la Semana Santa de otra manera, con la participación de todas las gentes y con un sentido de la pasión que ha traspasado los propios límites geográficos de la comarca. En Alcorisa hay que estar los dos días grandes de la Semana Santa; el Jueves Santo, a las 12 de la noche, se inicia el Romper de la Hora, se lo puede imaginar, y al día siguiente, a las 5 de la tarde, comienza El Drama de la Cruz, una escenificación en vivo de la pasión del Señor, que cuenta con la participación de más de 500 vecinos ataviados con prendas de la época. Son de esos espectáculos que no se olvidan. No cometa el error de pasar por alto los encantos monumentales del pueblo. A 2 kilómetros de Alcorisa hay que desviarse hacia Molinos, una de las joyas naturales del viaje. Sus famosas Grutas de Cristal son únicas aquí y allá por las estalactitas excéntricas y el resto de la población ofrece un abanico de posibilidades que van de la habitual monumentalidad de esta zona a recorridos naturales por el Pozo del Salto, el barranco de San Nicolás y o el parque cultural creado para dar a conocer los valores del municipio. De sus tiendas de artesanía puede llevarse algún recuerdo del lugar. Para continuar el viaje hay que regresar a la N-211 y tomar el sentido Teruel. Al poco de cruzar La Mata de los Olmos, aparece a la izquierda la carretera de Ejulve que nos adentra en el corazón mismo del Maestrazgo. Antes de tomar el desvío recuerde que 3 kilómetros más adelante se encuentra el acceso al monasterio de Santa María del Olivar, ubicado en un magnifico sitio, donde escribiera Tirso de Molina una obra por mes. En el medio año que habito el santuario creó seis comedias, algunas de las cuales han pasado a formar parte de lo mejor de su trabajo: La Dama del Olivar, los Amantes de Teruel, El condenado por desconfiado y El Celoso prudente.

La carretera de Ejulve a Cantavieja es complicada pero bella, cualquier rincón es un mirador excepcional de la sierra del Maestrazgo. En Ejulve se come bien a base de jamón de la tierra, que lo hacen a la brasa, queso artesanal y conejo y perdiz escabechados. No se marche sin probar alguna de sus especialidades y si puede visite el pueblo el 8 de septiembre, festividad de la Natividad de Nuestra Señora. Ese día, desde los balcones del Ayuntamiento, se lanza una lluvia de melocotones maduros sobre los concentrados que celebran el " bautizo de la Virgen". Poco antes de alcanzar el puerto de Villarluengo, aparecen los Órganos de Montoro, uno de los símbolos de la ruta. Son unas formaciones rocosas modeladas por la acción de las aguas del río Guadalope que constituyen una de las estampas más fotografiadas del Maestrazgo. Pero controle el número de fotografías o el nivel de las baterías de la videocámara, porque aún hay más que retener. En Villarluengo, al otro lado del alto, conviene asomarse al llamado Balcón de los Forasteros y en la Cañada de Benatanduz, a 12 kilómetros, hay que entender las leyes básicas de la arquitectura para comprender el emplazamiento del pueblo, rodeado de barrancos. Dieciocho kilómetros de tortuosa carretera separan La Cañada de Cantavieja, precioso pueblo encaramado al borde de un acantilado que fue el lugar elegido por el general Cabrera para instalar su cuartel general durante las guerras carlistas del siglo XIX. Cantavieja conserva una hermosa plaza porticada, quizás de las más bonitas de la ruta, y una iglesia, dedicada a San Miguel, que lo ocupa todo por su tamaño. Asómese al mirador que hay junto a la plaza y descubrirá una bella panorámica.

Continuando por la A-226 se llega a uno de los pueblos más encantadores de la península, Mirambel, villa declarada conjunto Histórico-Artístico y premiada con el galardón Europa Nostra por el trabajo de restauración urbana y arquitectónica realizado. El principal monumento es el pueblo, el resto son adornos, como el convento de las Agustinas, el Ayuntamiento o la iglesia de Santa Margarita. En Tronchón se elabora un rico queso artesanal de leche de oveja y cabra y en Olocau del Rey guardan la talla de una virgen que llaman de la Naranja, además de conservar el viejo edificio de la cárcel. Lo próximo es el embalse de Santolea y la localidad de Castellote. El pantano retiene las aguas del río Guadalope, que muere en el Ebro, cerca de Caspe, y es un bonito escenario para descansar, ver paisajes y estirar las piernas; y si el hambre aprieta, pues nada, Castellote goza de buenos platos de carne de cerdo. No en vano, la matanza de este animal es un ritual turístico al que acuden todos los fines de semana gentes de Castellón y alrededores. Si está interesado por las costumbres, pregunte por la ermita del Llovedor y las romerías de hombres y mujeres que allí acuden en fechas diferentes.

El viaje ya se acerca a su final por el último tramo de la A-228, buena carretera, ancha y de suaves curvas. En una de ellas se juntan las aguas de los ríos Bargantes, que viene de Forcall, y Guadalope, que lo hace del puerto de Villarluengo, y ambos van formando el embalse de Calanda, precioso, de aguas turquesas que invitan al baño. Pare en cualquier lugar de la carretera y disfrute del escenario. Ya en Calanda se vuelve a entrar de lleno en la ruta del Tambor. Al contrario que en otras poblaciones cercanas, aquí, en la patria chica de Luis Buñuel, El Romper de la Hora comienza a las 12 del mediodía del Viernes Santo. El espectáculo está asegurado. Los nazarenos visten de riguroso morado por Cristo y las saetas y los "putuntunes" no cesan en todo el día. Algunos de los palillos que golpean los tambores se hicieron de las muletas de Miguel Pellicer, "el cojo del milagro". Si le interesa su historia, en el pueblo se la contaran. Tanto Calanda, como Alcañiz pueden cerrar la ruta del Maestrazgo.