LA RUTA DEL CARES 2
Salvando las grandes bajadas
del camino llegamos a Cordiñanes, en la embocadura del Valle del Cares, al pie
mismo del macizo central. A la salida dejamos un momento la carretera y justo
antes del puente nuevo nos desviamos a la derecha y cruzamos el río Según vamos
avanzando, el bosque se va haciendo paulatinamente más espeso y la vegetación
más abundante, sobre todo el estrato arbóreo, hasta formar un bosque mixto en
el aparecen hayas, nogales, robles, fresnos, avellanos, arces, endrinos, algún
abedul en las zonas más altas. Corona juega un papel predominante en la vida
del Valle. En esta zona se ubican numerosos invernales. El trasiego de hombres y
ganados, así como las labores agrícolas están directamente determinados por
el ciclo de las estaciones. Hasta hace unos años, los pastores acompañaban a
sus rebaños a los puertos, donde se instalaban en chozas. Allí se ocupaban de
otra de las actividades tradicionales: la
fabricación de queso, que se prepara con mezcla de leche de cabra, vaca y
oveja. Una vez cuajada, se pone en moldes y se sala para luego dejarse secar. Al
cabo de unos días se lleva a las cuevas, donde permanecerán por tres o cuatro
meses. En Corona se
edifico una pequeña ermita, Nuestra Señora de Corona, cuya festividad se
celebra el 8 de septiembre. Los viejos recuerdan que la fiesta se celebra desde
siempre. En el camino de Corona encontramos una construcción que de seguro nos
llamará la atención. Se trata del <<Chorco de los Lobos>>,
estructura de piedra con planta circular que se prolonga en una empalizada de
madera. El Chorco se empleaba antiguamente para la captura del lobo, especie
relativamente abundante hasta hace algunos años y que hoy sólo está en el
Valle de forma esporádica. Continuamos nuestro recorrido, siempre descendiendo
en paralelo al río, para llegar a La Peguera, donde el arroyo del mismo nombre
vierte en el Cares. En la Peguera se ven todavía los efectos de la última
riada, ocurrida en diciembre del año 80 y que costo la vida a algunas personas.
La acción erosiva de estas aguas de arroyada es intensa, dada su velocidad y
los materiales que arrastran, produciendo así un notable desgaste en orillas y
fondo del lecho. A partir de este punto, el Valle se cierra y el río discurre
encajonado en un pequeño desfiladero conocido por la Hoz de Caín. Junto al
camino, en una cueva tapizada de musgo situada frente al sedo de las
Ventosas, nace Fuenteprieta. Un poco más allá, en el lugar conocido como
Llambrialmojao, se encuentra un panal natural, en una oquedad de la roca, donde
aun pueden verse unas rusticas escaleras de madera que Caín esta
totalmente rodeado de altísimas cumbres. El aislamiento al que ha estado
sometido ha conferido a la aldea unas características muy particulares. El
pueblo en sí es un conjunto de casas que se agrupan en torno a la afluencia del
río Cares y el río Bolugar. Entre ellas, las callejas de arena y piedra
remontan las cuestas hasta las zonas
más altas. El único hórreo de Caín se sustenta sobre pegollos de madera.
Poco se sabe del origen del pueblo de Caín. El poblado actual no es sino el
antiguo barrio de abajo de lo que en su día llegó a ser esta localidad.
-algunos datos antiguos apuntan ya al enclave de Caín. La leyenda cuenta, por
ejemplo, que don Pelayo mandó precipitar desde lo alto del despeñadero de
Caín al Desde Caín podemos ascender al macizo occidental por la canal de Mesones que nos pone en la base del macizo de Peña Santa o por la Jerrera u Oliseda. Saliendo del pueblo atravesamos la zona de acampada y llegamos al puente de los Pinteros. Allí se puede decir que comienza la garganta del Cares propiamente dicha. En la margen derecha esta el antiguo molino y una zona de grandes pedreros donde vemos claramente el efecto conocido como gelifracción. La parte baja esta colonizada por helecho común, mientras que la roca viva es solo ocupada por líquenes en las primeras etapas de la sucesión xeral. Un poco más abajo cruzamos de nuevo el puente de la Presa, donde el río se encajona en un estrecho desfiladero por el que continuara durante casi 10 kilómetros hasta Puente Poncebos. Es ésta una zona ideal para observar a las truchas. La senda que recorre la garganta está excavada artificialmente en la roca. Se van sucediendo en ella distintos túneles. El canal fue construido entre 1916 y 1921 por la Compañía Eléctrica del Viesgo. La senda fue abierta algunos años después, siendo acondicionada como hoy la conocemos en el año 1946. Su trazado facilita en gran modo la comunicación de Caín y del resto del Valle, pues la senda antigua era bastante dificultosa y poco continua. Superados los
primeros túneles, vemos enseguida la casa de la Electra y al otro lado del río
la canal de Dobresengos. Continua avanzando la senda siempre entre enormes
paredes verticales. En el fondo corre el río que fue excavando su curso sobre
un antiguo glaciar. Siempre por la senda vamos avanzando a medida que la
garganta se suaviza. Suben varias sendas hasta Camarmeña, pequeña aldea suspendida de la montaña y donde se estableció un mirador desde el que, en días claros, se obtiene una impresionante vista de la canal del Tejo y del Picu Urriellu, popularmente conocido por Naranjo de Bulnes. La ruta del Cares termina en Poncebos donde represa el agua del canal para la producción de electricidad. Desde allí, por la carretera, podemos llegar a Arenas de Cabrales siguiendo todavía el curso del río, que vuelve a encañonarse en la garganta de la canal Negra. Aunque el itinerario es largo, su interés es indiscutible; a su termino tendremos la satisfacción de conocer un paraje de elevado valor ecológico y de una incalculable belleza. |