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Asturias inicia su
vinculación al Camino de Santiago en los albores del siglo IX, cuando el propio
monarca Alfonso II el Casto emprende la peregrinación hacia un despoblado
situado en las inmediaciones de Iria Flavia (Padrón), donde excepcionales
acontecimientos habían revelado la localización de lo que se tomó como el
sepulcro del Apóstol Santiago.
Se inaugura, así, la más antigua ruta de peregrinación jacobea, la que pone
en conexión la ciudad de Oviedo con Compostela a través de las tierras
interiores de la Asturias occidental, atravesando los concejos de Oviedo, Las
Regueras, Grado, Salas, Tineo, Allande y Grandas de Salime. Algún tiempo
después, esta ruta pierde su preeminencia en favor de la que discurría por la
Meseta, aunque será transitada con asiduidad entre los siglos XI-XIII y
siguientes, periodo en el que el culto a San Salvador de Oviedo actúa como un
poderoso imán que atrae a numerosos peregrinos que, desviándose del Camino francés
en León, llegaban a venerar el relicario de la Cámara Santa a través de los
concejos de Lena, Mieres, Ribera de Arriba y Oviedo. Algo más tardía, en
cuanto a su uso por parte de los peregrinos, es la vía que discurría, a
excepción de Gozón, por todos los concejos de la fachada litoral asturiana, y
de la que en Villaviciosa se desgajaba un ramal que cruzando Sariego y Siero ponía
al peregrino a las puertas del santuario ovetense. Asturias cuenta pues, con dos
trazados principales del Camino de Santiago: La Ruta del Interior y la Ruta de
la Costa, y ambos se aúnan para mostrar lo mejor de nuestra región, mar y
montaña, arte y tradición, villas populosas y recónditos parajes. Lo mejor de
una tierra llena de contrastes que, sin duda, quedará grabada en la mente de
los nuevos peregrinos.
RUTA DEL
INTERIOR
Entra el camino en
Asturias por el puerto de Pajares, paso natural donde la abrupta cordillera Cantábrica
suaviza su altura, para convertirle en el históricamente más transitado de la
región. Altas cumbres, bosques de hayas y extensas praderas acompañan al
peregrino en un vertiginoso descenso hacia el fondo del valle del río Pajares.
A su paso se jalonan pequeñas poblaciones que se encaraman en la ladera y que
desde antaño prestaron atención a los caminantes: Pajares, Flor de Acebo, La
Romia, Navedo y Las Puentes, donde se localiza la capilla del hospital de San
Bartolomé, y a escasa distancia la parroquial de San Martín, la rectoral y la
casona de los Hevia Campomanes, levantadas entre el siglo XVII y XVIII. Desde aquí
se inicia un pronunciado ascenso que conduce al lugar de Herias, para a
continuación descender a Campomanes, donde el Camino recorre su calle
principal, a la que se asoma la capilla del antiguo hospital de peregrinos, y
salva el río Huerna por un antiguo puente, situado junto al palacio de los
Ramirez de Jove del siglo XVII. La
siguiente estación de parada es la capital del concejo de Lena, Pola de Lena,
primera de las villas itinerarias que festonean el Camino del Interior. Entre su
moderno caserío, aun se pueden ver viejas construcciones populares y casonas de
época moderna. Hubo en ella hospital y hoy dispone de albergue de peregrinos.
Rumbo a la cercana villa de Mieres del Camino, la calzada jacobea atraviesa el
lugar de Villallana y la localidad mierense de Ujo, punto obligado de referencia
en el Camino, que de su pasado medieval conserva la mejor iglesia románica de
la zona, aunque bastante reformada. A partir de aquí el Camino entra en el
paisaje industrial de la Asturias central, prosiguiendo su avance por la vega
del río Caudal, que salva, a la entrada de Mieres, por el puente La Perra.
Desde Mieres, a través de la Robledilla y Copián, la Ruta del Interior
emprende la subida al alto de El Padrún. A su descenso, corre al encuentro del
río Nalón, en la localidad de Olloniego, ya en términos del concejo de
Oviedo. Aqui, a orillas del río, se localiza un interesante conjunto histórico
integrado por el viejo puente medieval de Olloniego y la casatorre de los
Quirós, obra de los siglos XIV-XVI. Tras vadear el Nalón en El Portazgo, el
Camino asciende a Picu Llanza, en el concejo de Ribera de Arriba, y por una
calzada bellamente empedrada se aproxima a Oviedo por La Manjoya y San Lázaro
del Camino. Ya en el casco urbano, recorre la calle de la Magdalena, llega a la
plaza del Ayuntamiento y continua por las calles de Cimadevilla y La Rua,
desembocando en la plaza de la Catedral. Dentro de la Catedral, bella construcción
gótica de los siglos XIV-XVI, los peregrinos oraban y oran ante la imagen de El
Salvador, talla románica del siglo XIII, situada a la entrada de la girola. En
su Cámara Santa, capilla prerrománica que cuenta con un excelente
conjunto escultórico románico, Apostolado y Calvario, se custodian las
reliquias que tanta fama dieron a la catedral de Oviedo. Al lado de la catedral,
el hospital de San Juan, fundado en el año 1096 por el rey Alfonso VI, dio
cobijo durante siglos a los romeros compostelanos que ahora lo hallan en el
albergue de El Salvador. Ya en términos del concejo de Las Regueras, asciende
al alto del Escamplero, donde hubo hospital de peregrinos y hoy abre sus puertas
un albergue, y se dirige a Valsera y Premoño, donde aún permanecen en pie la
casa y capilla del hospital de Santa Ana. Ya en Grado, cuyo trazado longitudinal
evoca el paso de los peregrinos, tuvo murallas y un primer templo parroquial románico;
dispuso también de hospital. En su tramo urbano, el Camino pasa al lado del
Palacio de Miranda, hoy museo etnográfico, y la espléndida capilla barroca de
los Dolores. Sale por el barrio de la Cruz, ante la neoclásica fuente de Arriba
y un gran crucero de piedra, afrontando seguidamente la subida al santuario de
Nuestra Sra. de El Fresno. A su descenso, la ruta jacobea se adentra en el
concejo de Salas, alcanzando, por San Marcelo y La Reaz, la parroquia de Santa
Eulalia de Doriga, donde se alzan la iglesia parroquial, de primitiva fabrica románica,
y la torre y palacio de Doriga, construidos entre los siglos XIV-XVI. Sigue
bajando hasta el río Narcea, cuyo cauce franquea en la actualidad por el puente
de la carretera, adentrándose a continuación en Cornellana, donde se levanta
el monasterio benedictino de San Salvador, fundado en el siglo XI. De su fabrica
románica conserva la iglesia, la torre y la puerta de las Osas. El monasterio
es un conjunto barroco que cuenta con una monumental portada. De Cornellana a la
villa de Salas, el Camino remonta el curso del río Nonaya; avista la fuente e
iglesia de Santiago de Villazón en Quintana y burla el cauce fluvial por el
puente de Casazorrina.
Una nueva subida, esta vez por la ladera de la sierra de Bodenaya, lleva al
Camino hasta el alto de la Espina, desde donde se vislumbra un extenso paisaje
de montañas de cumbres aplanadas, propio de la Asturias occidental. Aquí se
produce el transito al concejo de Tineo, en donde atraviesa los lugares de La
Pereda, pasando ante la capilla del Cristo de los Afligidos y el campo de San
Roque, cuya imagen datada en el siglo XV se cobija en su ermita. Bajando por el
paseo de los Frailes, hace su ingreso en la villa de Tineo. Sin entrar en el
casco antiguo de Tineo, la ruta jacobea toma la Travesía de la Torre, en la que
se yergue la torre bajomedieval del palacio de los García de Tineo, hoy Casa de
Cultura, y sale por la calle de La Fuente. En çTineo hay albergue de
peregrinos, que porta el nombre del antiguo hospital de Mater Christi. El
último tramo del camino por el montuoso concejo de Tineo deposita al romero
ante la iglesia de Santa María de Borres, donde la iglesia de Compostela
mantuvo un hospital. Hoy Borres cuenta con albergue de peregrinos. Más
adelante, el itinerario jacobeo se bifurca, conduciendo un ramal a Pola de
Allande y el otro, el llamado Camino de los Hospitales. En éste el recorrido
más antiguo, previo a la creación de la villa de Pola de Allende. Sobre
la villa de Pola de Allende se eleva el palacio de Cienfuegos, una inexpugnable
fortaleza reedificada en el siglo XVI. De este mismo siglo es la parroquial de
San Andrés, templo gótico, muy remozado. Tanto desde Pola de Allende como
desde Fonfaraón, el Camino se dirige al puerto de Palo y desciende zigzagueante
hacia los lugares de Montefurado, donde se conserva la casa y capilla del
hospital de Santiago, y los de Lago y Berducedo, cuyas parroquiales flanquean la
senda compostelana; en ambos hubo hospital. Ya en el concejo de Grandas de
Salime, se acerca a la Mesa, localidad que tuvo hospital y hoy cuenta con
albergue, y sube al hospital y capilla de Santa Marina en Buspol, cuya campana
está fechada en 1327. Ladera abajo, el Camino desciende al embalse de Salime, inaugurado
en 1954; bajo sus aguas yace el pueblo de Salime, con su iglesia, hospital y
antiguo puente sobre el Navia. Grandas, típica villa caminera, la ruta jacobea
penetra por la Avda. El Ferreiro, próxima a la antigua casa-hospital, y alcanza
la iglesia parroquial de San Salvador, saliendo ante la capilla del Carmen. El
templo de San Salvador, ampliado en los siglos XVI-XVII, muestra una portada románica
y posee un pequeño museo. En Grandas hay albergue, siendo obligada la visita de
su cuidado Museo Etnográfico. Desde Grandas, el Camino emprende la lenta
ascensión al puerto del Acebo, divisoria natural entre Asturias y la provincia
de Lugo. Recorre los lugares de Padraira, donde se levanta la capilla de un
antiguo hospital de leprosos, Penafonte y Cuiña, donde los romeros encontraban
el último hospital que les asistía en tierras asturianas.
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