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La Ruta de la Costa
serpentea por todo el litoral, entre el río Deva, al oriente y el Eo, al
occidente, a su paso por el concejo de Villaviciosa, la posibilidad de desviarse
para visitar la ciudad de Oviedo y admirar, al igual que los peregrinos de
antaño, las preciosas reliquias y joyas que atesora su iglesia catedral. Este
largo recorrido se acerca y se aleja sucesivamente del mar y va engarzando en su
discurrir playas de finas arenas, amplios estuarios y ríos, pequeños arroyos
de aguas transparentes y evocadores nombres, sierras litorales desde las que se
goza de espléndidas vistas panorámicas y la practica totalidad de las villas
marineras de Asturias, donde la historia y el arte se aúnan con el
folklore y la más variada y sabrosa de las gastronomías. Villas en las que la
huella de lo jacobeo sigue aun indeleble en las casas y capillas de sus antiguos
hospitales para peregrinos, en las advocaciones e imágenes de sus iglesias y
capillas y en las tradiciones y fiestas locales. Procedente
de Cantabria, el Camino de la Costa entra en Asturias salvando el curso fluvial
del Deva por el puente de Bustio, tendido entre Cantabria y Asturias. Atraviesa
seguidamente Colombres, capital del concejo de Ribadedeva, una tranquila villa
donde se levantan suntuosos chalets de indianos, como la Quinta Guadalupe, hoy
sede del Archivo de Indianos. Desde la ermita del venerado Santo Cristo del
Camino el peregrino divisa ya la villa de Llanes. Llanes presenta un rico
patrimonio histórico, con parte de sus murallas y edificios de época medieval,
bellos palacios urbanos de los siglos XV-XVIII, como la casa de Ribero o El
Cercau, y la capilla, muy reformada, del hospital de San Roque. A la salida del
concejo, el Camino visita el monasterio de San Salvador de Celorio y la iglesia románica
de San Antolín de Bedón. Superada la hermosa localidad indiana de Nueva, que
conserva la capilla de su antiguo hospital, y el puente del Aguamía, alcanza la
villa de Ribadesella, cuyo casco antiguo está situado en la margen derecha de
la ría del Sella. La ruta jacobea sigue el trazado de la antigua calle Mayor
hasta la plaza de la iglesia parroquial de Santa María, edificada sobre el
primitivo templo románico, en cuyos aledaños se ubicaba el hospital de San Sebastián.
Hoy por
un puente, antaño en barca, se llega al arenal de Santa Marina, desde
principios de siglo cuidada zona residencial cuajada de vistosos chalets y
nucleo del turismo del concejo, desde donde el Camino se dirige a San Pedro de
Llama, Abeo y Leces, donde hay una albergue de peregrinos. El Camino abandona el
concejo de Ribadesella por el lugar de Vega, su extensa playa y Berbes. Recorre
a continuación, arrimado al mar, la costa del concejo de Caravia y desemboca en
la playa y venta de La Espasa, ya en términos del concejo de Colunga. Colunga
preserva la capilla de su antiguo hospital y la parroquial románica. De nuevo
en marcha, jalonan el paso de la estrada jacobea las iglesias de San Pedro de
Pernús y San Antolín de la Llera, en el concejo de Colunga, y el templo prerrománico
de San Salvador de Priesca y el románico de Santa María de Sebrayo, en el de
Villaviciosa. Cuenta este ultimo concejo con magníficos ejemplos de
arquitectura religiosa medieval, ya en Villaviciosa capital, se encuentra Ntra.
Sra. de la Oliva, iglesia protogotica, cercana a la cual estuvo el hospital de
Sancti Spiritus. La actual parroquial ocupa la iglesia del antiguo convento de
San Francisco, al igual que el vecino de Santa Clara. La villa conserva un
pequeño retazo de sus murallas medievales y buenas casas solariegas de los
siglos XVii-XVIII. Alcanzando
el lugar de Casquita, el caminante puede optar por realizar dos itinerarios
diferentes: encaminarse a Gijón o dirigirse a Oviedo. Si elige la primera
alternativa, la Ruta de la Costa prosigue su andadura por Grases y Niévares, y
acomete la subida del cordal de Peón. A su bajada va en busca de la ciudad de
Gijón, a la que se aproxima por las parroquias de Deva y Cabueñes, donde se
levanta la Universidad Laboral. Entre el cerro de Santa Catalina y la famosa
playa de San Lorenzo, se extiende la populosa y cosmopolita ciudad de Gijón.
Restos del viejo enclave son sus murallas y termas romanas, junto a la
parroquial de San Pedro, así como sus residencias palaciegas de época moderna,
Palacio Valdes, palacio de Revillagigedo , torre de los Jove-Hevia y casa natal
de Jovellanos. En dirección a la ciudad de Aviles, recorre las feligresias de
Santa Eulalia del Valle y San Juan de Tamón, en Carreño y la de San Vicente de
Trasoria, en el vecino concejo de Corvera. Situada a orillas de la ría de su
mismo nombre, el Camino se introduce en el casco antiguo de Aviles, por la calle
del Rivero, donde hubo un hospital de peregrinos. De Aviles pasa al concejo de
Castrillón, donde atraviesa Quiloño, Pedras Blancas, la capital municipal, y
Santiago del Monte. Se dirige seguidamente al río Nalón, cuyo cauce supera, en
términos del concejo de Soto del Barco, por el puente de la carretera N-632,
situado a los pies del castillo medieval de San Martín, donde aun se conserva
la barquería que antiguamente vadeaba el río. En
la otra orilla el Camino cruza Muros, deslizándose ante la monumental portada
plateresca del palacio de Valdecarzana. Continua, ya en tierras del concejo de
Cudillero, por los lugares de El Pito, donde se encuentra el magnifico conjunto arquitectónico
de los Selgas, y Soto de Luiña, donde pasa entre la iglesia barroca de
Santa María y la casa del hospital de Ntra. Sra. del Rosario, edificio del
siglo XVIII y hoy Casa de Cultura. Por el denominado Camino Real de las
Palancas, la senda compostelana se levanta sobre la rasa costera para disfrutar
de un espléndido paisaje y hace su arribada al concejo de Valdés. Llega al
lugar de Canero, efectúa el paso del río Esva y se dirige a Barcia y Luarca,
capital del concejo de Valdés. Regada por las aguas del río Negro, Luarca
conserva viejas casas blasonadas y bonitas construcciones indianas. Junto a su
parroquial de Santa Eulalia, templo historicista que sustituye a la primitiva
iglesia medieval, estuvo el hospital de Santiago. Nuevamente en marcha, por una
empinada cuesta, el Camino se acerca a la vieja iglesia de Santiago de Arriba y
al lugar de Taborcías, con magnifico palacio, siguiendo por los llanos
términos de la parroquia de Otur, para tras cruzar el río Barayo, adentrarse
en el concejo de Navía. En la parte alta de Navía, que estuvo amurallada, se conservan algunas
edificaciones de época moderna; en el ensanche se ubican bellos palacetes de
indianos. La iglesia parroquial, de estilo neogótico, se halla al final de la
antigua calle Real. Una vez rebasada la ría de Navía, el Camino recorre, en
rápido transito el concejo de Coaña, recalando en el Hospital y capilla de
Santa Ana en Jarrio y en el lugar de Cartavio, antes de aventurarse por el
concejo de El Franco, cuya capital La Caridad atraviesa. El centro de La Caridad
lo constituye su parque jardín, entorno al cual se levantan viejas casas
tradicionales y el ayuntamiento; aneja a la parroquial se haya la iglesia
barroca de San Miguel de Mohices. Cuenta con albergue. Tras visitar los lugares
de Valdepares y El Franco, la ruta franquea el río Porcía, limite entre los
concejos de El Franco y Tapia de Casariego. Un ramal del Camino conduce a Tapia
de Casariego, capital del homónimo concejo, que dispone de albergue. Se
prosigue por Tol, en donde el Camino se desgaja en tres ramales. Uno se encamina
a Lantoira y abandona el termino municipal de Castropol por Vilavedelle. Ya
en tierras del concejo de Vegadeo, salva el río Suarón, por el puente de la
Galea y entra en su capital. A orillas del río está el parque del Medal,
rodeado por la iglesia parroquial y el Ayuntamiento. Por fin se llega al río Eo,
que se vadea por el puente del Fornacho, sustituto de otro anterior medieval, en
Santiago de Abres, la ultima población que ve pasar el Camino de la Costa. El
otro se dirige a Figueras, bonita localidad marinera enclavada en la margen
derecha de la ría del Eo. El tercero llega a la villa de Castropol,
recientemente propuesta como Conjunto Histórico por las magnificas y bien
cuidadas muestras arquitectónicas que alberga. Ambas contaron históricamente
con hospital de peregrinos. Desde ellos puede cruzarse la ría, como antaño,
gracias a un servicio de que regularmente efectúa el paso a Ribadeo, primera
localidad gallega que recibe al Camino de la Costa.

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