CIUDADES DE MENORCA
MAHON Varios historiógrafos atribuyen el nombre de Maó al general cartaginés Magón. Sesudos investigadores de lenguas semíticas se inclinan más bien hacia la etimología "Maguen", que significa![]() Si llegáis a Menorca por mar en el crucero de noche, lo haréis por el puerto de Maó al amanecer. Al entrar en el puerto, apresuraos a subir a la cubierta del buque y abrid bien los ojos. Al principio la luz aún cenicienta del alba no os dejará sino entrever los contornos de la entrada, más bien angosta. Luego la luminosidad "in crescendo" os hará distinguir los severos muros del antiguo Lazareto -teatro en otros tiempos de tantas tragedias y hoy día riente lugar de vacaciones estivales para el personal facultativo del Seguro de Enfermedad-; el perfil de la fortaleza de Isabel II (La Mola) y enfrente el alegre pueblo pescador Es Castell, que tiene el privilegio de ser la población más oriental del territorio español. El
rosicler de la aurora, al reflejarse en el mar, da a la naturaleza una
transfiguración de hermosura Poco antes de entrar hay que detenerse para poder contemplar el puerto y se recomienda estos tres lugares para verlo a la perfección: la plaza de la Miranda, o junto a la entrada de la iglesia de San Francisco, o en el mirador que se abre al fondo de una calleja, cerca del ayuntamiento, que conserva el nombre de evocación medieval, de "calle del puente del Castillo", pero para poder captar toda la belleza del puerto de Maó, hay un lugar más estratégico: desde el predio señorial de "San Antonio" que se levanta sobre una loma al otro lado del mismo puerto. Es un edificio de estilo neoclásico, que por su situación inmejorable denominaron los ingleses "La Quinta de Oro", "The Golden Farm", y también "The Nelson's house", porque aqui pasó unos días, a fines del siglo XVIII. Maó se
asienta sobre una altura rocosa; de aquí que sean características sus
cuestas, algunas bien Inglaterra
dejó en Maó un sello inconfundible, desde que el año 1722 el
gobernador Sir Richard Kane trasladó a esta ciudad la capitalidad de la
isla que desde la dominación árabe tenía Ciutadella. Los funcionarios
británicos hicieron mucho para favorecer a Maó, y sus habitantes
medraron rápidamente, por el comercio activo que ejercían amparados
por los buques británicos, por el dinero que allí dejaban los
marineros y los soldados de Su Majestad, incluso por el Corsario. Así
comenzó una burguesía rica e influyente, liberal por el contrato de
muchas gentes que, de paso en buques de todas banderas, o bien huyendo
de la revolución francesa primero y de las guerras napoleónicas después,
residieron en la capital menorquina. Más tarde decayó el carácter
cospolita de la ciudad, y por sus calles en cuesta deambulaban
funcionarios públicos y militares -siempre ha sido Maó eminentemente
marcial-. Apenas tenía industria, mientras que hoy día su polígono
industrial es el más completo y mejor dispuesto de la isla. El viejo Maó
cuenta con monumentos notables. Hay vestigios medievales, como el
"Portal de San Roque", una de las antiguas puertas de la
murallas de la ciudad, defendida por un bastión almenado, o la vetutsa
calleja que junto al palacio del Gobernador Las agencias turísticas no dejan nunca de proyectar, dentro del espeso programa de actos, una audición del famoso órgano; y es curioso notar que mientras los melómanos se deleitan con fugas de Bach, otros menos aficionados al divino arte aprovechan el ratito de descanso y el frescor del templo para descabezar un sueño. Maó, desde el siglo XVIII, siente mayores inquietudes intelectuales que la mayoría de los pueblos de Menorca. Durante la segunda dominación inglesa se estableció aquí una academia que cuidaba la gramática y literatura catalanas, en época en que la Cataluña peninsular la lengua vernácula estaba sumida en gran decadencia. Hombres de ciencia como el Dr. Mateo Orfila Rotger, famoso toxicólogo y padre de la medicina legal; pintores como Pascual Calbo Caldés, naturalistas como Francisco Cardona y Orfila; músicos como Jaime Alaquer y Benito Andreu, historiógrafos como D. Julian Ramis y Ramis y D. Francisco Hernández Sanz..., literatos, hombres de la milicia y del foro, han sido hijos de Maó y han honrado su patria. Actualmente dos entidades representan este movimiento intelectual: el Ateneo Científico, Literario y Artístico y la Casa de Cultura, donde existe el museo de Menorca, así como un buen archivo y biblioteca. |
CIUTADELLA |
A
la histórica Ciutadella, antes más conocida como Ciudadela, puede
llegarse por dos sitios: por la carretera general llegando por el Camino
de Maó, y por el puerto. El puerto de Ciutadella es largo y estrecho,
aunque la parte central fue ensanchada para poder amarrar barcos de
pasajeros. En otros tiempos protegía su entrada una torre octógona de
finales del siglo XVII, la cual ahora ha sido restaurada. A la entrada
del puerto cerca de la torre existe un monumento al primer almirante![]() De día el muelle hace las funciones de muelle pesquero y deportivo, llenándose hasta los topes en los meses de verano por embarcaciones foráneas. De noche, en verano, se transforma y se convierte en uno de los lugares de más vida nocturna de la isla, con su bares de tapas, sus restaurantes de pescados y mariscos y yendo hacia el final nos encontramos con una zona de pubs con diferentes tipos de música y terrazas a la luz de la luna, y además para acabar la noche una discoteca con dos ambientes. Si
del muelle subimos a la ciudad, nos encontramos con la Plaza "des
Born", de grandes dimensiones, limitada por nobles edificios,
algunos con doradas arcadas neoclásicas y el moderno detalle de dos
fuentes luminosas. En un extremo, asomándose el puerto, la Casa
Consistorial, en el lugar que ocupaba el antiguo "Real Alcazar",
residencia del rey conquistador de Menorca Alfonso III y más tarde
palacio de los gobernadores, cuando Ciutadella era la capital de la isla
hasta 1722 en que los ingleses trasladaron la capital a Maó. En esta
plaza los antiguos caballeros se ejercitaban en los torneos y demás
juegos ecuestres, de ahí el nombre de "Born" que significa
palenque. Ciutadella resistió en 1558 un asedio de nueve días por 15000 piratas turcos, que al asaltar finalmente la ciudad la destruyeron por completo y se llevaron cautivos a Constantinopla a casi todos los supervivientes. El obelisco que preside la Plaza des Born recuerda aquella gloriosa jornada y lleva cuatro inscripciones lapidarias en latín, obra del gran polígrafo ciudadelano José Mª Quadrado, que significan:"Aquí resistimos hasta la muerte, por la religión y la patria, el año 1558". Los bastiones de "Sa Font" y del Puerto y la muralla del Mar son actualmente los únicos vestigios de las murallas que tenían cinco puertas y defendían en tiempos pasados la Ciudadela de Menorca. Por
su pasado militar y heroico, la antigua capital menorquina contiene
numerosos palacios señoriales que le dan un carácter definido. Hacia
principios del siglo XVI pasaron a vivir en la ciudad los caballeros que
el rey había favorecido con pequeños feudos o "Cavalleries",
para que, con su torre mesnada y su caballo de guerra, estuvieran
siempre dispuestos a defender la isla contra las frecuentes incursiones
foráneas. Luego los caballeros, avecindados en Ciutadella, construyeron
y ampliaron sus casonas solariegas hasta convertirlas en verdaderos
palacios, algunos muy notables, como "Ca'n Saura", que lleva
en su fachada la fecha 1697. Por fuera estas mansiones tienen estilos
muy diversos. Dentro, en algunos es posible entrar pagando una módica
entrada, os admirará contemplar verdaderos museos de muebles antiguos,
de retratos familiares de los siglos XVII y Ciutadella es la sede episcopal de Menorca, desde que en 1795 se restableció el antiguo obispado, ya existente en el siglo V. La Catedral es un buen edificio gótico, empezado a finales del siglo XIII y terminado hacia 1362. Tiene una sola nave, muy amplia, seis capillas por banda y ábside pentagonal. La fachada principal, neoclásica de 1813, contrasta con el estilo de la iglesia y le da un carácter único. Restaurada y reformada después de la guerra civil, fue honrada con el título de Basílica en 1953. Ahora ha vuelto a ser restaurada a conciencia, incorporándole un magnífico órgano de viento. Otros edificios religiosos son: el antiguo convento agustino del "Socors", más tarde seminario de Menorca, cuyo claustro de robustas pilastras en torno a un jardín con su cisterna de brocal monolítico es uno de los lugares más bellos y apacibles de Ciutadella; la iglesia de San Francisco, que mezcla lo gótico decadente de su nave con el neoclásico de su crucero y cúpula; la fachada de la antigua iglesia del "Roser" y la pequeña iglesia renacentista del "Sant Crist". Las antiguas calles de Ciutadella, de casas con pequeñas ventanas asimétricas, paredes gruesas de cal y canto, bóvedas de arista bajas y pesadas, presentan, con su trazo tortuoso y la blancor de su cal, un aspecto arabesco. Son famosas las arcadas ("Ses Voltes") de la céntrica calle José Mª Quadrado y de la Plaza Nova. Ciutadella, con tan hondas raíces en la tradición, vive mirando al futuro. Desde que D. Jerónimo Cabrisas Caymaris estableció aquí, por los años de 1853, la artesanía del calzado de lujo, el nivel económico de la ciudad ha subido mucho. Hombres y mujeres trabajaban en este oficio, pero hace unos años se cerraron muchas fábricas por la crisis. Ahora quedan unas cuantas que se han hecho fuertes. También tiene tradición en la bisutería además de otras industrias. Pero lo que ha beneficiado, sin duda, a Ciutadella, ha sido el turismo en la temporada de verano. Este contraste o simbiosis armónica entre el pasado señorial y heroico y las modernas ansias de gozar se encarnan cada año en las fiestas populares de San Juan, con su cabalgata de bien adornados caballos, que guía la bandera de la Orden de Malta y presiden, con frac y bicornio, un sacerdote ("Sa Capellana") y un miembro de la antigua aristocracia (propietario de algún palacio en la ciudad e identificado durante las fiestas como el "Caixer Senyor"). Esta es una fiesta con un programa intangible, todo él basado en la tradición. Jolgorio de la gente joven local y foránea que gritan, saltan y hacen saltar a los caballos con sus respectivos caballeros. Todo esto animado con la bebida típica de la isla, Ginebra con limonada ("Gin amb llimonada"). Fotos: www.menorca.net |