RUTA DEL VALLE DEL PAS
El mejor embajador del valle del
Pas en los últimos años ha sido el sobao, ese exquisito dulce, mezcla
de magdalena y bizcocho, que ha inundado las confiterías y comercios de
media España. Muchos, quizá los más jóvenes, han oído hablar de
este precioso enclave cantabro gracias a su Como sucede en la mayoría de las rutas que
aquí se describen, existen varios modos de iniciar el recorrido por la
región pasiega como Puente Viesgo, Liérganes, el puerto del Escudo o
Espinosa de los Monteros. Pero nuestras preferencias huyendo un poco de
esas cuatro puertas de acceso, se Para llegar a Vega de Pas desde Villacarriedo hay que subir por el alto de la Braguia, de escasa altura, 720 m., pero de espectaculares paisajes. Prepare bien su máquina fotográfica o videocámara. Antes se pasa por Selaya, con curiosos e interesantes rollos heráldicos, atractivas casas-palacio, como las de Arce-Reinosa, Miera y Donadío. Del pueblo sale el camino al santuario de Nuestra Señora de Valvanuz, lo podrá ver escrito también con b, lugar de obligada peregrinación para todos los vecinos de los alrededores. Es la patrona de las gentes del Real Valle de Carriedo, pero los del valle del Pas también celebran su romería el 8 de septiembre. El paseo por el puerto de la Braguia es espectacular, todo son suaves montes, salpicados de cabañas pasiegas y verde, mucho verde. La excesiva pendiente de los prados ha obligado a los pasiegos a idear una formula para que la acción del agua no deje sin nutrientes el suelo. Para ello trasladan abono natural a lo alto de los pastos a través de unos cestos, llamados cuévanos, sujetos a la espalda, que forman parte del tradicional sistema de transporte de la zona. De esta manera consiguen que el suelo mantenga permanentemente el nivel de su riqueza. Hasta no hace muchos años los pasiegos
eran en su mayoría pastores trashumantes que se desplazaban con toda su
familia, ganado y enseres a los lugares más idóneos de pastoreo. En
verano acudían a las tierras altas y en invierno se asentaban junto a
los ríos. Pero las costumbres cambian y hoy en día permanecen todo el
tiempo en estas tierras. Cualquier curva de la carretera es un buen
mirador, aunque un poco antes de alcanzar la cima se encuentra el de la
Braguía, un excelente balcón desde el que se divisa una magnifica panorámica
de Villacarriedo y su valle. Como se ve la historia de Vega de Pas está íntimamente ligada, por una u otra causa, con la casa del doctor. Otro postre típico de la zona es la quesada, antaño consumida en días muy especiales. Todavía habrá alguien que a la hora de comer nos aconseje setas y truchas de San Pedro de Romiera, carnero capón de San Pedro del Romeral y claro, sobaos y quesada de Vega de Pas. No se vaya sin probarlo. Lluis Buñuel habla con agrado de este pueblo en sus memorias. Mi último viaje, que lo conoció siendo aún muy joven: "Veía nubes, lluvia, bosques encantados por la bruma, musgo húmedo en las piedras. Fue una impresión deliciosa que siempre perdurará". La referencia para continuar el camino es la indicación al alto de las Estacas de Trueba. Hasta llegar a la cima, el paisaje que aparece a derecha e izquierda de la carretera es inquietante, con fuertes laderas peladas de vegetación arbustiva y alguna que otra cascada, como la formada por el arroyo Envarao, que todavía en pleno mes de agosto rezuma agua. La parada se hace necesaria en lo alto del todo, junto a la muga que indica que estamos a 1166 metros de altura y que esto es Cantabria y aquello Castilla y los montes de Burgos. A la bajada se pasa por la aldea de Las Machorras, una población muy diseminada en cabañas, que celebra a la Virgen de las Nieves el mes de más calor, el 5 de agosto. Casi enfrente de la ermita de la patrona sale la carretera al portillo de Lunada ( 1350 m.), con buenas panorámicas de los valles del Pas y Miera, el limite este de la comarca. |