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Partimos de Toledo
en dirección a Yepes, población situada en la Meseta de Ocaña, famosa por sus
vinos. Aunque su origen es remoto, los primeros datos que tenemos de ella
corresponden al siglo XIII. Alfonso VII cedió la villa al Arzobispo de Toledo y
a éste perteneció hasta la época de Felipe II. El conjunto del pueblo está
declarado conjunto histórico-artístico. Estuvo amurallada y de ello conserva
varios elementos: una torre albarrana del siglo XIV, la Puerta de la Villa, del
siglo XIII, la Puerta de Toledo o de la Virgen del Carmen, de la misma época,
la Puerta de Madrid o de San Miguel, del siglo XIII, conservándose frente a
esta parte del rollo de justicia, que es de estilo gótico isabelino; la Puerta
de la Lechuguina, del mismo siglo y, en la calle de Fray diego de Yepes, otra torre
del XIII. Conserva la estructura medieval en sus calles, aunque la edificación
ha sufrido transformaciones. En la plaza Mayor se conservan una serie de
viviendas del siglo XVIII, construidas sobre soportales de estilo neoclásico.
El monumento de mayor interés es la iglesia parroquial de San Benito, cuya
traza se debe a Alonso de Covarrubias, iniciada en 1533 y terminándose las
obras en el siglo XVII. Tiene dos magnificas portadas en el exterior y una torre
renacentista de tres cuerpos, rematada con chapitel. El interior es majestuoso
por sus proporciones y en el destacan las bóvedas de crucería gótica en las
naves, un buen número de capillas cerradas por magnificas rejas; en un lateral,
la capilla del Cristo puramente barroca (1725). El altar mayor está presidido
por un destacable retablo con lienzos del discípulo de el Greco, Luis Tristan.
Del siglo XVI es también la iglesia del Hospital de la Concepción; el convento
de Carmelitas Descalzas, es obra barroca del siglo XVIII y el Hospital de San
Nicolás del XVII. Yepes es una población que invita a pasear por sus calles y
a descubrir sus rincones y casonas de gran interés, además de poder disfrutar
de sus famosos vinos y, para los golosos sus conocidas melindres.
A tan solo 11 kilómetros
se encuentra Ocaña, importante nudo de comunicaciones de Madrid a Levante y Andalucía.
Fue, según el Arzobispo don Rodrigo, uno de los pueblos que formaron parte de
la dote de la princesa Zaida al casarse con Alfonso VI, y uno de los que se
perdieron después de la batalla de Uclés. Fue antigua sede maestral de
Santiago y sede de las Cortes durante los reinados de Juan II y Enrique IV en el
siglo XV. Durante la guerra de la Independencia, en 1809, tuvo lugar aquí la
importante batalla de Ocaña. Fue capital de La Mancha alta y, durante la Guerra
Civil, capital de la provincia de Toledo. Su conjunto urbano es uno de los más
importantes de Castilla-La Mancha, su trazado es medieval, con grandes casonas,
palacios, conventos e iglesias y como punto referencial su Plaza Mayor.
Construida en 1777 gracias al impulso de Carlos III, su planta es un rectángulo
con dieciocho arcos en los dos lados mayores y diecisiete en los dos menores,
con dos pisos de balcones y buhardillas. Desde aquí parten las principales
calles que forman el entramado del casco antiguo. La iglesia parroquial de San
Juan Bautista es una simbiosis de estilos y elementos de los siglos XIII al
XVII. En su interior destacan una serie de rejas góticas que sirven de
cerramiento en las capillas. Otro edificio religioso destacable es el convento
de Santo Domingo, cercano a la plaza y de construcción renacentista con un
claustro de dos alturas y la iglesia que es del siglo XVI. En su interior lo
más interesante es el coro con una sillería, fechada en 1573, procedente del
convento de los Dominicos de Almagro. Destaca también el Palacio de los
Cárdenas; la portada es de estilo gótico y conserva artesonados policromados.
Otros monumentos que destacan en la villa son la torre de San Martín,
renacentista del siglo XVI, que perteneció al derruido templo del mismo nombre;
el rollo de justicia, gótico del siglo XV; el Teatro Lope de Vega, antiguo
colegio de jesuitas en el que sobresalen la portada de piedra y la torre mudéjar;
los conventos de Carmelitas Descalzas, con interesante claustro; el de Dominicos
de Santa Maria y el de las Bernardas, todos del siglo XVI; y la iglesia de Santa
Maria, neoclásica del siglo XVII, restaurada en el XIX y que originariamente
fue mezquita.
Por la N-400, en
dirección a Tarancón, atravesaremos la villa de Noblejas, famosa por sus
vinos, donde destaca su iglesia parroquial de Santiago y la ermita de la patrona
Santa Maria Magdalena. Después pasaremos por Villarubia de Santiago en la que
existe una importante industria de tonelería. Podemos ver una interesante
arquitectura popular en torno a su Plaza Mayor y la iglesia parroquial de los
siglos XIV y XV, y el santuario de Nuestra Señora del Castellar, patrona de la
villa. Continuamos a Santa Cruz de la Zarza, otra población asentada en la
llamada Mesa de Ocaña, al sur del río Tajo. Los restos más antiguos de esta
villa se remontan a la segunda Edad de Hierro, concretamente en la necrópolis
de la Esperillas. Perteneció a la encomienda de la Orden de Santiago. En su
casco urbano hay un gran número de casas-palacio con profusión de escudos
señoriales: las llamadas Casas de los Diez Hidalgos, la Casa de los Señores de
Azor, barroca del siglo XVII, la Casa Chacón, con una interesante portada, la
Casa del Gallo, con un acceso barroco de dos cuerpos.
Nos
acercamos ahora hasta Tarancón. Segunda villa de la provincia de Cuenca en número
de habitantes, se sitúa en el extremo occidental de la misma en un importante
nudo de comunicaciones. conserva algunos interesantes monumentos y edificaciones
de tipo popular manchego. La parte alta de la población está ocupada por el
popular barrio del Castillejo, es la zona más antigua y en él se encuentra la
parroquia de la Asunción, importante edificio gótico, reedificado en tiempos
de Felipe II y en su interior conserva, en la capilla mayor, un magnifico
retablo de estilo plateresco, obra de Pedro de Villadiego. En la calle Miguel de
Cervantes está el convento de Franciscanos, del siglo XVII, con iglesia,
convento y claustro, parte del cual fue vendido a particulares tras la
Desamortización. El conjunto monumental se completa con una serie de
casas-palacio de diversas épocas, como el palacio de los Parada, con portada
barroca y el balcón, el de los Duques de Riansares, la Casa Leganesa, la Casa
de Sevilla... Además de estos edificios civiles, cuenta la ciudad con varias
ermitas: la de San Roque, San Juan y la de San Isidro. En las cercanías se
encuentra el Santuario de Nuestra Señora de Riansares y cerca, sobre el río
del mismo nombre, hay un puente romano.
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