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ALCARAZ.- Se sitúa justo en la
transición entre las interminables llanuras cerealistas de la Mancha y las
sierras que hacen de frontera entre Castilla y Andalucía. Su plaza Mayor, una
de las más bonitas y mejor conservadas de España, es producto del auge
que la ciudad vivió en el siglo XVI, en especial por la abundancia de telares
de alfombras y fabricas de cuchillería. A la plaza se asoman las dos torres
gemelas, aunque sus diferencias son palpables, convertidas en símbolo de la
ciudad. La del Tardón, de planta pentagonal, representa el poder civil y está
rematada por figuras de guerreros y una balaustrada de piedra, además presenta
bellos relieves adosados a su fachada. La de la Trinidad es el campanario de la
iglesia homónima y fue levantada también en el siglo XVI, con cuatro cuerpos,
el ultimo de los cuales, dotado de grandes arcos abiertos y columnas, acoge las
campanas. Tres laterales de la plaza están porticados. Al oeste, la lonja del
Ahorí, de doble galería con cinco arcos de medio punto, es el actual
Ayuntamiento, con una
portada de bella factura plateresca. Opuesta al Ahorí, y bajo la torre del
Tardón, queda la lonja de Santo Domingo, con una galería superior dintelada.
El lado mayor del rectángulo lo ocupa la lonja de la Regatería, antiguo
pósito o almacén de grano. Todo el conjunto se remato en 1592, según reza un
escudo tallado en piedra. La calle Mayor es la continuación de la monumental
plaza. A ella se asoman, además de la portada del Ahorí, varias casas
señoriales: la de los Galiano, de portada renacentista; la de los Guerreros,
con dos gigantes, Hércules y Teseo, blandiendo sendas porras, y la casa de la
Lonja. En muchas de ellas se nota la influencia de Andrés de Valdevira,
arquitecto del Renacimiento español, oriundo de Alcaraz. El gran arco
semiderruido de la entrada corresponde a un acueducto levantado en el siglo XVI
para llevar agua al castillo, del que apenas quedan ruinas tras la sublevación
del marques de Villena contra los Reyes Católicos en 1475. La torre del Gorgoji,
una atalaya defensiva a orillas del río Guadalmena, es de origen musulmán. A 5
kilómetros de Alcaraz se encuentra el santuario de la Virgen de Cortes, donde
se guarda la imagen de la patrona de la comarca. El edificio data del siglo
XVII, pero fue ampliado en el XIX.
RIÓPAR.- Existen dos opciones
para alcanzar el siguiente punto de la ruta. La
carretera antigua, la CM-3216, lleva por Vianos, el puerto del Barrancazo y el
de las Crucetillas hasta el valle del Mundo y Riópar, a 56 kilómetros. Hace
tres años se abrió la CM-412, 16 kilómetros más corta que la primera y en
mejor estado. Permite alcanzar Riópar por Salobre, donde hay un centro
vacacional a orillas del río. Riópar se llamo originalmente Fabricas de San
Juan de Alcaraz, una factoría abierta en 1772 para la elaboración de bronce y
latón. El pueblo que se construyo para los trabajadores fue creciendo hasta
casi despoblar el verdadero Riópar, que se levanta aun en lo alto del cerro
cercano. Al final, Fabricas termino por llamarse Riópar y el pueblo antiguo
paso a ser Riópar Viejo. Este muestra aun restos de sus tres recintos
fortificados y la coqueta iglesia del Espíritu Santo, de origen medieval. Su
construcción se atribuye a una orden
militar, que la diseño orientada a Jerusalén. Durante la restauración
salieron a la luz unos frescos en la pared del altar mayor. El actual Riópar se
ha convertido en el gran centro de servicios del valle del río Mundo. La
fabrica cerró hace medio siglo, pero se sigue trabajando el bronce en talleres
artesanales. La localidad es el centro de partida para numerosas excursiones por
la sierra de Segura, incluido el nacimiento del río Mundo.
EL NACIMIENTO DEL RÍO MUNDO.-
A 8 kilómetros, por la CM-3204 en dirección a Siles, el río Mundo afluente
del Segura, nace en un espectacular salto de más de 80 metros de altura. La
cueva, conocida como Los Chorros, tiene una boca de 25 metros de diámetro y
drena el agua de lluvia caída sobre el calar del Mundo. El río, al
desplomarse, forma un bello conjunto de pozas y resaltes accesibles mediante una
senda. La fama del paraje ha obligado a las autoridades a regular el acceso.
Solo esta permitida la permanencia simultanea de 125 coches en la explanada
cercana a la cueva, donde hay mesas, bancos, barbacoas y un centro de
interpretación que abre a horas variables durante los fines de semana y
periodos de vacaciones. A la entrada, en la CM-3204, se ha habilitado otro
aparcamiento. Desde este punto al nacimiento hay 2,5 kilómetros.
EL VALLE DEL MUNDO.- Hay que
volver a Riópar y tomar la CM-412 en dirección a Elche de la Sierra. En el
Laminador, una carretera marca a la izquierda, el camino hacia la Vegallera y la
Cañada del Provencio. Por ella se llega, 2,5 kilómetros más adelante, al
Centro de Educación Ambiental La Dehesa, con cabañas de piedra y
madera para alojamiento rural y un aula de naturaleza con animales autóctonos
de la zona ( lobos, ciervos, zorros, rapaces...). La ruta prosigue por el valle
del Mundo, dejando atrás parajes de interés natural y pequeños pueblos. Se
llega, así, a Elche de la Sierra, a 42 kilómetros, desde donde parte la
CM-3203 hasta Ayna, a 26 kilómetros. Otra opción es, 21 kilómetros después
de Riópar, girar a la izquierda en un desvío señalizado hacia Ayna.
AYNA.- Ocupa un lugar privilegiado
en un estrecho cañón del río Mundo. El pueblo ha crecido a lo largo,
constreñido por el cauce y las afiladas paredes que lo encierran. La calle
Mayor enlaza con la plaza principal, donde se encuentra el Ayuntamiento y las
gradas que sirven para disfrutar de los encierros de toros. A 10 kilómetros de
la localidad se descubrieron unas cuevas con pinturas rupestres de arte
levantino. Es recomendable el paseo por la orilla del río, remontando la vega
hasta la presa de los Carcavos. Los encierros son el 8 de septiembre (Ntra. Sra.
de lo Alto). 
LIÉTOR.- Hay que salir de Ayna
en sentido Albacete por la CM-3203. A 8 kilómetros, en El Villarejo, se ha de
torcer a la derecha en dirección a Hellin. A 13 kilómetros de El Villarejo
aparece Liétor, donde destacan las pinturas murales de la ermita de Belén. Se
trata de un sencillo templo del siglo XVI en cuyo interior los frailes de un
convento cercano pintaron excelentes murales con temas religiosos. Todo, está
la sacristía y la escalera del camarín, está decorado con colores brillantes.
Desde Liétor, la a carretera sigue ya sin interrupción hasta Hellin, a 31 kilómetros,
ciudad populosa e industrial, que pone el cierre al viaje.
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