LA ARQUITECTURA NEGRA


Comenzamos la ruta partiendo de la capital, Guadalajara, y tomando en dirección norte una carretera local que discurre por la vega del Henares; nuestro primer punto de parada será Yunquera de Henares, pueblo que conserva en su núcleo bellos edificios como el palacio de los Mendoza en su plaza Mayor, notable edificio del siglo XVI del que solo se mantiene su abierta galería porticada con capiteles alcarreños. Esta población, en 1432, fue señorío del Marqués de Santillana y se le declaró villa en 1455. Destacar, igualmente, su iglesia parroquial de la segunda mitad del siglo XVI, aunque su torre es anterior, y está cubierta de finos adornos platerescos. Aquí se celebra anualmente, el primer domingo de junio, el Raid Alta Alcarria, declarado fiesta de interés turístico regional. Después de atravesar la populosa Humanes, nos dirigimos por una carretera local a Puebla de Beleña, última población de la vega del Henares, antesala de la zona de los pueblos de la Arquitectura Negra.

Vale la pena desviarse hasta Beleña de sorbe, pequeña aldea de visita inexcusable para admirar la iglesia parroquial románica, de la que sólo se conserva de la construcción primitiva la portada decorada con la representación de un zodiaco o meses del año con escenas de la vida campesina y de la vida de Cristo. Sobre el río Sorbe hay un bello puente árabe y en lo alto de la colina el  castillo de doña Urraca; se accede al puente por uno de hierro que además nos conducirá hacia el embalse,  entre magníficos paisajes naturales. Continuaremos nuestro itinerario bien por un mal camino a través de la Mierla o retrocederemos y atravesaremos Torrebeleña, que presenta una bellísima plaza Mayor y su iglesia, un buen edificio renacentista del siglo XVI, alcanzando el desvío a el Vado y llegando a un pequeño valle del Alto Jarama, donde se encuentra Retiendas, pequeño municipio que muestra una interesante calle Mayor, con edificios típicos de la arquitectura serrana. A escasa distancia del pueblo, siguiendo la senda que parte del puente, llegamos a las evocadoras ruinas del monasterio de Bonaval, fundado por Alfonso VIII para la Orden del Cister en 1164. Es de finales del siglo XII y principios del XIII y conserva la cabecera de triple ábside, con ventanales decorados, parte del crucero, magníficos capiteles, puerta cisterciense y torre poligonal. El monasterio está rodeado de arboledas y bellos paisajes. en esta población se celebra la Botarga de la Fiesta de la Candelaria, el domingo más cercano al 2 de febrero, declarada de interés turístico. Entre Retiendas, Tamajón y Campillo de Ranas está el embalse del Vado y en su entorno las pequeñas aldeas de La Vereda y Matallana.

Dirigiremos nuestros pasos hacia la villa serrana de Tamajón, situada a más de 1.000 metros de altitud, con iglesia parroquial de origen románico del que se conserva el muro sur con canecillos del siglo XIII y una galería porticada; el resto es del siglo XVI. La casa palacio de los Mendoza, buen ejemplo de arquitectura civil plateresca de mitad del siglo XVI, conserva un buen escudo en la fachada. En las afueras, antiguas y abandonadas fabricas de cristal y la ermita de Nuestra Señora de los Enebrales, que celebran concurridas romerías. A partir de esa localidad, en dirección a Majaelrayo, las formas arquitectónicas y los materiales de la construcción cambian de forma radical y nos encontramos primero con una zona de singulares formaciones calizas, una especie de "Ciudad Encantada", para dar paso y adentrarnos de lleno en un amplio valle conformado geológicamente por una gran veta de pizarra que ha determinado la arquitectura popular de estos lugares. El primer pueblo puramente "negro" es Campillejo; aquí las casas construidas con miles de piedras negras y rojizas con pequeños huecos para ventanas y puertas que presentan encalados en los bordes, gran contraste con el interior, escrupulosamente blanco. Las cubiertas son de lajas de pizarra a dos aguas, entrecruzadas en el vértice. A menudo aparecen cruces incrustadas en las paredes. Proseguiremos camino hacia El Espinar, encaramado en una redonda colina desde el que se divisan preciosas vistas sobre el valle. Es una población de similares características arquitectónicas, aunque con algunas variantes, como los tejaroz que presentan algunas portadas y los encalados de fachadas.

Ahora nuestros pasos se dirigen a Campillo de Ranas, en otro tiempo cabeza del denominado Concejo de Campillo, población de mayor tamaño, pero con un conjunto urbano de gran interés, que conserva, además de sus casas, una gran cantidad de vallas construidas con lajas de pizarra, que delimitan pastos y robledales. La iglesia parroquial, que domina el conjunto ascendente de casas, está construida con el mismo material, combinado con caliza en la fuerte torre. Y ahora a Majaelrayo, deteniéndonos previamente, tras coger un desvío a la izquierda, en una de las aldeas, posiblemente la más cuidada y la que conserva la más pura arquitectura negra, con una bellísima iglesia en su plaza, Robleluengo. En la misma falda del Ocejón, a 1.182 metros de altura, rodeado de bellísimos paisajes, regado por el río Jaramilla, Majaelrayo es uno de los puntos de mayor encanto de esta ruta, tanto por su gran interés urbanístico y constructivo dentro de la llamada "arquitectura negra" y muy especialmente por las posibilidades montañeras que ofrece. Desde aquí se puede acometer el ascenso a los Picos del Ocejón o de Campachuelo, una senda que trascurre entre jaras y robles nos conducirá en 2 ó 3 horas a poder disfrutar de una magnifica panorámica de toda la comarca.

Volviendo nuestros pasos a la bifurcación de la carretera que habíamos dejado cerca de Tamajón, al llegar al paraje donde se encuentra la ermita de Nuestra Señora de los Enebrales, tomamos la local que conduce a Valverde de los Arroyos. Nos encontramos con Almiruete, pequeña aldea atravesada por un ramal del río Sorbe y que la actual carretera deja a un lado pero que merece ser visitada y cuya iglesia parroquial es obra románica popular con elementos góticos y alberga una bella pila bautismal románica y una cruz procesional del siglo XVI; contando con un conjunto de casas rusticas y en su entorno bellos paisajes y un gran número de gargantas, entre las que destacan la de Almodóvar, al igual que en Moriel, donde se puede practicar la espeologia en la Cueva de Gorgocil. Por fin llegamos al final de nuestra ruta, a un pequeño lugar de la Sierra del Ocejón, a 1.225 metros de altitud: Valverde de los Arroyos, perteneciente, en el siglo XII, al señorío de Galve y centro de la Reserva Nacional del Sonsaz. Su interés radica en la conjunción de los elementos que caracteriza esta ruta: por un lado, la arquitectura negra de la que es un conjunto de gran valor para su estudio, incluida su iglesia, a base de pizarra y madera y destacando su plaza Mayor, una de las más bellas y cuidadas de la comarca, y la singularidad de sus balconadas en madera adornadas con tiestos de flores. Para poder dominar este conjunto, pues el pueblo está en cuesta, hay que situarse en lo alto de la calle de Enmedio y contemplar el panorama de las casonas, la iglesia, la plaza con su fuente... Para admirar su paisaje, ascender hasta las eras, lugar de gran tradición, donde se celebran las Danzas del Santísimo en la octava del Corpus, fiestas declaradas de interés turístico. Por otro lado, la naturaleza nos ofrece aquí unos paisajes realmente excepcionales, como la cascada de las Chorreras, de Despeñalagua, con más de 120 metros de caída, a tan solo media hora del pueblo; este mismo camino conduce al Ocejón.