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Nuestro punto de partida es Talavera de la
Reina, importante ciudad situada en las fértiles vegas del Tajo y el Alberche.
Famosa por su cerámica desde hace siglos y por sus ferias de ganado. En la
actualidad cuenta con la más numerosa población de la provincia de Toledo,
siendo una ciudad agrícola, industrial y ganadera que conserva algunos
monumentos de gran interés. Partimos de Talavera por la C-502 en dirección a
Arenas de San Pedro, después de pasar por el Casar de Talavera, que cuenta con
una iglesia renacentista y una atalaya circular en un cerro cercano al pie del
que se encuentra un viejo molino. Continuamos nuestra ruta acercándonos a
Velada, conocida en el siglo XIV como atalayuelas de Guadierva. Fue residencia
del Infante don Luis con ocasión de su boda con doña Maria Teresa de
Vallabriga, habitando entre 1776-1880 en un palacio propiedad de los condes de
Altamira. En la población son de destacar su iglesia parroquial de San
Bernardino, del siglo XVI, gótico de transición, con un magnifico artesonado y
cerámica de Talavera; el palacio de los marqueses de Velada, el convento de San
Francisco, las ermitas de la Virgen de Gracia y de Santa Ana, el rollo de
justicia y un molino de viento.
Seguiremos hacia Navalcán pasando por
Parrillas. Navalcán es hoy uno de los pueblos que forman la campana de Oropesa,
conserva dos puentes, uno romano sobre el Guayerbas y otro sobre el arroyo
grande; en el pueblo una interesante arquitectura popular y en su entorno el
embalse de su nombre, espacio natural de gran importancia debido a su fauna y
flora: fresnos, alcornoques, encinas, robles, quejigos y endrinos. Bajo las
aguas se encuentra un importante dolmen del que dos menhires tallados se
encuentran actualmente en el Museo de Santa Cruz de Toledo. Se puede practicar
la pesca de carpas, bogas, barbos y black-bass. Los bordados de Navalcán son
los que conservan las raíces más antiguas de todos los bordados de toledanos.
Continuamos hacia Torralba de Oropesa, que cuenta con una interesante iglesia
del siglo XIV, con ábside románico y un magnifico artesonado policromado; un
antiguo hospital del siglo XVI, gótico tardío. Lo más atractivo del pueblo,
además de su conjunto de arquitectura popular son los verracos ibéricos como
el colocado en la plaza junto a la iglesia o los que se encuentran
adosados a los muros de varias casas; uno de ellos tiene un inscripción. En la
dehesa del Horcajo se encuentra un balneario popular.
Salimos a la N-V para dirigirnos a Calzada
de Oropesa, uno de los pueblos más occidentales de la provincia. Son dignos de
mención su iglesia parroquial, de estilo renacentista y ábside de cinco lados
que conserva tres pinturas de Claudio Coello; en el tejado, una docena de nidos
de cigüeñas blancas. Destacan también el convento, iglesia y ermita de los
siglos XVI al XVIII y varias casonas blasonadas repartidas por el pueblo. A
continuación visitamos Lagartera, villa conocida mundialmente por su artesanía,
basada en los bordados y labores que realizan exclusivamente a mano y por las
"bodas", de gran interés etnologico y costumbrista y en las que los
invitados y los contrayentes lucen los trajes típicos. Llegamos ahora a la
capital de la Campana: Oropesa, antigua villa, situada en el extremo occidental
de la provincia. Su fundación es muy antigua, se erigió en señorío y se le concedió
al infante don Juan, hijo de Alfonso X el Sabio; su primer señor fue don
García Álvarez de Toledo, por donación de Enrique II en 1336. A partir del
siglo XV se erige en condado por concesión de los Reyes Católicos. Aquí se
hicieron fuertes los comuneros en 1521, contra las tropas de Carlos V. El casco
antiguo, de trazado irregular, está marcado por la existencia de grandes
edificios religiosos y civiles. En todo el conjunto lo primero que destaca es el
castillo, que se empezó a construir en el siglo XII; este es el denominado
castillo "viejo" junto al cual se levantó uno nuevo a comienzos del
siglo XV. Tenemos, pues, dos castillos, uno al lado del otro; el más antigua
era cuadrilátero con torres circulares en sus esquinas y la del homenaje es
cuadrangular. En él se ubica una escuela-taller de restauración. El nuevo
está adosado al anterior, por lo que desaparecieron dos torres circulares del
primero, siendo su planta rectangular con torres en los ángulos. El patio de
armas está dividido en dos partes y tiene un recinto previo, atribuido a
Herrera, renacentista del siglo XVI, donde se encuentra el Parador de Turismo.
Entre los edificios religiosos destacan la iglesia parroquial de la Asunción,
con una portada del siglo XVI y torre, la iglesia jesuita de San Bernardo, del
siglo XVII, y el Colegio de los jesuitas, plateresco y renacentista de los
siglos XVI y XVII. Como edificios civiles destacables podemos citar el
Ayuntamiento antiguo, del siglo XV, con soportal y columnas en el piso bajo y el
llamado pasadizo de los Condes de Oropesa, construido en el siglo XVI del que
quedan restos en forma de arcadas de ladrillo. Otro elemento interesante es la
puerta de la muralla, junto al palacio de los Condes; es una obra del siglo XV
compuesta por dos torreones y vano de acceso. Algunas casonas y casas de
indudable interés artístico y arquitectónico se hallan diseminadas por la
población, como la casa neomudejar del Reloj.
Salimos de Oropesa por la CM-4100 en
dirección a Puente del Arzobispo; un poco antes de llegar tomaremos una
desviación a la derecha para acercarnos a Valdeverdeja. Su fundación data del
siglo XVI y en tiempos de Carlos II se convirtió en villa. Su conjunto urbano
es de los más interesantes de la zona, con una parte de estructura claramente
medieval. Destacar su iglesia parroquial, renacentista del siglo XVI y la Casa
del Curato, de la misma época. Tuvo siempre esta población una gran tradición
alfarera hoy por desgracia perdida. Nos dirigimos ahora a Puente del Arzobispo,
situada junto al río Tajo, famosa por su cerámica. Tuvo su origen en el puente
mandado construir por el Arzobispo de Toledo, don Pedro Tenorio, para facilitar
el paso a la gran cantidad de peregrinos que iban a Guadalupe y a su sombra
nació el pueblo. En el conjunto urbano encontramos algunas construcciones de interés,
como el rollo de justicia, gótico del siglo XV, el puente que le da nombre,
formado originalmente por ocho arcadas, aunque en la actualidad tiene tres más
añadidas en 1770 para salvar los cambios en el cauce del río por efecto de las
sequías; el llamado palacio Arzobispal, convertido en viviendas, y que es una
construcción del siglo XVII que sustituyo al desaparecido palacio que tuvo aquí
don Pedro Tenorio. La iglesia y el convento-hospital de Santa Catalina, del
siglo pasado, conserva una torre con elementos renacentistas y revestimientos de
azulejos y el convento de Franciscanos, del siglo XVII, muy deteriorado. Su
mundialmente conocida cerámica se caracteriza por su color verde y las
decoraciones a base de animales como la liebre, el ciervo, la perdiz y otros
motivos zoomorficos y vegetales del contexto próximo a la población. Al igual
que la de Talavera, la profusión de formas es muy grande. A las afueras del
pueblo, a escasa distancia por la carretera comarcal 701, nos encontramos con el
citado Dolmen de Azutan, construcción megalítica del tipo de corredor. Muy
cerca, en una ampliación de la carretera, se ha encontrado recientemente una
serie de enterramientos de época visigoda. Y a 8 kilómetros, en el termino de
Navalmoralejo, se encuentran los restos conocidos como Ciudad de Vascos, un
centro arqueológico de primer orden cuya datación se fija entre los siglos IX
y XII. Se llega por un camino que sale frente a la carretera local que lleva a
Navalmoralejo. Es un recinto fortificado situado en un promontorio rocoso, con
un accidentado perímetro, entre el arroyo de la Mora y el río Huso. En las
murallas se abren dos puertas, con arco de herradura y varios portillos. La
alcazaba está formada por varios recintos cerrados por muros. Se conservan
fuera de la muralla los baños de la mora, junto al arroyo del mismo nombre, con
restos de baños públicos y ventanas y dos cementerios con enterramientos, el
mejor conservado es el llamado de los lirios.
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