RUTA DEL ALTO TAJO 2
Lo normal será encontrar cerrado
el viejo monasterio y abierta la nueva capilla, decorada con aires
campestres. A la entrada verá la tabla de horarios en los que las monjas
no pueden ser molestadas, ya sabe, maitines, a las seis de la mañana, laúdes,
a las siete y media; tercia, a la De vuelta a la carretera, el viaje prosigue
su marcha por las aldeas de Valtablado del Río y Arbeteta, con su
desconchado castillo dominando desde la peña las cercanas tierras de la
Alcarria y las Tetas de Viana, picos gemelos de 1103 metros de altura. Los
curiosos de los entresijos terrestres tienen en las simas de la Corraliza
y los Organillos una buena ocasión para fomentar sus aficiones. En el
pueblo de Valtablado le orientarán sobre el mejor camino para acceder a
ellas. La ruta bordea la sierra de Umbria Negra hasta el próximo cruce,
que Pero hasta alcanzar este pueblo quedan aún múltiples
rincones por visitar y saborear con la vista. El siguiente punto tras
dejar atrás Zaorejas, es el puente de San Pedro, mágico lugar donde
coinciden las aguas del Gallo y Tajo y una de las zonas más bellas de
todo el viaje. Si hemos elegido una época de lluvia para la visita,
habrá que acercarse a las cascadas de la Herrería, otro de los
escenarios naturales del paraje. Antes de cruzar el puente sale a la
derecha una pista, paralela al río, que supone el recorrido más completo
para observar toda la grandeza del Alto Tajo. Si la época es seca, no
dude en tomar la pista, encontrará todos los ingredientes para agotar las
existencias de la cámara fotográfica o videocámara. Son cerca de Llegados a este punto lo mejor es continuar por la carretera asfaltada, de vez en cuando viene bien el pavimento, hasta el desvío a Taravilla, a la derecha. Se trata de otra pista que nos introduce en uno de los lugares más buscados por los excursionistas y amantes del fin de semana verde: la laguna de Taravilla. Merece la pena observar la sucesión de pequeñas cascadas que vierten al Tajo, el estrecho del Horquillo y los bellos bosquetes de pino. La pista continua paralela al río hasta enlazar con la C-202 a la altura del puente del Martinete, muy cerca de Peralejos de las Truchas, bonito nombre para poner el broche a la ruta del Alto Tajo. En los años 40 y 50 este pueblo fue un poco el punto de partida de los gancheros, esos pastores fluviales que arrastraban con sus ganchos, de ahí el nombre, los troncos pinariegos a través de las rápidas aguas del Tajo hasta la madrileña villa de Aranjuez, lugar de reposo y remanso del río ibérico. Para hacernos una idea de la dureza y arriesgado del trabajo, recordemos por unos instantes el perfil que dibuja el Tajo a lo largo de todo el camino que hemos visitado, increíble, verdad. El mejor testimonio para conocer la vida de estas gentes lo dejó escrito hace varios años José Luis Sampedro en su novela: "El río que nos lleva", adaptada a las pantallas de cine más tarde por el director Antonio del Real, realizando una autentica epopeya medioambiental y costumbrista de los valores naturales y humanos de esta zona castellano-manchega. La vuelta a casa se puede hacer por Molina de Aragón, Tragacete o Beteta. Si se decide por esta última opción, le recomiendo una parada, o varias, en la hoz del río Beteta, una preciosidad. Una atención muy especial a los tonos rojizos de las mimbreras que colorean el camino hasta la Boca del Infierno, antes de Cañamares, y el estrecho de Priego. Dos buenos lugares para dedicarles unos minutos. Ya en la N-320 (Albacete-Guadalajara-Burgos) el abanico de posibilidades para volver a casa se amplia. AUTOR: JAVIER LERALTA |