ARQUITECTURA POPULAR EN EL ALTO TAJO. PUEBLOS DE LA SIERRA


ITINERARIO.- Cuenca- Villalba de la Sierra- Las Majadas- Tragacete- Poyatos- Santa Maria del Val- Masegosa- Beteta- Poveda de la Sierra- Taravilla- Peralejos de las Truchas- Molina de Aragón.

DISTANCIA.- 175 kilómetros.

DESCRIPCIÓN.- Presento en esta ocasión una ruta esencialmente natural en la que los parajes abruptos sobresalen por encima de los intentos del hombre por dominar una naturaleza que se opone a ser conquistada. Para recorrer este itinerario el viajero debe ir concienciado en abandonar en cualquier momento su vehículo de transporte y adentrarse, caminando, por sendas y veredas que le llevaran a descubrir paisajes nunca pensados en una región como Castilla-La Mancha.

Comienza la ruta en Cuenca, hermosa ciudad, ampliamente descrita a lo largo de toda la web. Desde la capital de la provincia nos iremos adentrando en la Sierra para llegar a la Ciudad Encantada, no sin antes haber hecho un alto en Villalba de la Sierra, primera población importante en la ruta. En las cercanías de Uña se encuentra la Ciudad Encantada, paraje natural que muestra un fenómeno geológico poco habitual, ya que los elementos han actuado sobre la piedra tallando una multitud de sugerentes y extrañas figuras (viseras, cornisas, pasillos, etc). Por la misma carretera local, y siempre hacia el norte, llegaremos a la Vega del Codorno, lugar en el que la carretera se bifurca para invitar al viajero a adentrarse en la sierra de Tragacete y contemplar espectáculos tan espléndidos como el nacimiento del río Cuervo, en el que el agua juega entre las piedras y el musgo, formando cascadas y saltos de belleza sin igual. Al sur de estos parajes se halla Tragacete, villa serrana que se esconde en la sierra del mismo nombre, amoldando su arquitectura al entorno físico en el que se levanta. Retomando la carretera local que habíamos dejado guiaremos nuestros pasos hacia Poyatos, población desde la que se pueden emprender excursiones hacia los Callejones o el Parque Nacional de El Hosquillo, ambos lugares imprescindibles de visitar para los amantes de la naturaleza y la belleza en general. En el pueblo existen edificios de notable interés artístico, especialmente el Arco del Concejo, el Ayuntamiento y la iglesia parroquial de Santa Maria Magdalena. Todo el entorno de la población y las cercanías constituyen una sucesión de paisajes serranos como la Hoz de Poyatos, la Fuente de la tía Perra o Tejadillos.

Continua nuestro camino hacia el norte para llegar después de visitar Santa Maria del Val y Masegosa, a Beteta, villa que nació a la sombra del castillo de Rochafria, que corona el cerro en cuya ladera se desarrolla el caserío. Su casco urbano acoge muchos espacios de interés y belleza, como por ejemplo la Plaza Mayor y la propia zona del castillo. Además de cuevas naturales, hay en su entorno parajes de la importancia de la Hoz de Beteta o el balneario de Solán de Cabras.

Dentro ya de la provincia de Guadalajara llegamos en nuestro camino a Poveda de la Sierra, donde nuevamente la arquitectura y el paisaje se conjuntan como un pulso entre el hombre y la naturaleza. Atravesando el río Tajo, que discurre veloz en esta zona montañosa, nos trasladaremos a Taravilla, lugar que da nombre a una laguna situada en un autentico "paraíso perdido" muy cerca del curso del río Tajo. Después de esta autentica "borrachera" de naturaleza, desemboca la ruta en la carretera comarcal 202, desde donde se pueden tomar dos opciones, hacia el norte para llegar hasta Molina de Aragón, o hacia el sur, para hacer una visita, casi obligada, a Peralejos de las Truchas, donde la arquitectura popular añade un tono más con el rojizo de sus tejados. Tiene esta zona un sin fin de ofertas para el viajero, que pasan por los parajes naturales, la arqueología, la espeología, y como no, la gastronomía.

El punto final de la ruta, que bien podría ser un punto y seguido, es Molina de Aragón, importante ciudad que da nombre a su extenso señorío que alcanzo gran auge en la Edad Media. Destaca en el perfil de la población su castillo y sus murallas, todo ello construido en arenisca roja. El castillo fue edificado sobre un antiguo asentamiento celtiberico y en su interior, rodeado de esbeltas torres, se conserva la planta de una antigua iglesia románica. Al ser cabeza de su señorío tiene la ciudad un sin numero de edificios, tanto civiles como religiosos, de gran importancia. Abundan en el casco antiguo las iglesias románicas o que tuvieron origen románico, siendo la más representativa la de Santa Maria de Pedro Gómez. Entre las edificaciones nobles destacan las múltiples casonas y palacios que salpican todo el núcleo urbano. Sobre el río Gallo, que atraviesa la población de noreste a sur, se levanta el Puente Viejo, de origen igualmente románico. Toda la ciudad esta declarada conjunto histórico desde 1965.

La gastronomía es variada y exquisita, especialmente la cocina relacionada con los asados (cabrito, cordero), el pescado (esta zona es el paraíso de las truchas) y los dulces (miel, "patas de vaca", molinesas, etc). En cuanto al folklore seria largo y prolijo enumerar el sin fin de fiestas que se celebran en estos pueblos, fiestas que tienen exponentes en todas las estaciones del año y que, en numerosos casos, están declaradas de interés turístico (Hermandad de los Caballeros de Doña Blanca en Molina de Aragón, Las Botargas, etc).