EL VITOR (HORCAJO DE SANTIAGO, CUENCA)


El día 7 de Diciembre a las cinco de la tarde, se celebra la última de estas novenas con la celebración de la misa por parte del mencionado Reverendo. Tres horas después, a las 20 horas, se produce el popular rezo de la Salve a la Virgen de Horcajo de Santiago, la Inmaculada Concepción. Tras esta aclamación llena de sentimiento y devoción a la Virgen, se procederá a la salida y posterior entrega del estandarte a los caballeros portadores. Este momento es uno de los más brillantes de esta fiesta. Miles de personas, rezamos al unísono la Salve y con una enorme solemnidad entonamos el cántico, acompañados por un bonito e impresionante vaivén en forma de olas que contagian a toda la iglesia. Los horcajeños vitoreamos sin cesar al estandarte. Los vítores se hacen más intensos al movimiento del estandarte, los horcajeños y estandarte 'bailamos' al unísono.

La tensión que se desbordaba al ver como llega el momento que esperamos durante todo el año, en la salida del estandarte.Unas horas más tarde, el estandarte se abre camino entre la gente, donde comienza una "imposible" carrera hacia la puerta principal de la Iglesia, la Puerta del Sol. Lugar en que le esperan tres devotos, que portarán el estandarte por todas las calles de esta villa.

La procesión que durará durante toda la noche del día 7 y gran parte del día 8. Este momento es de gran intensidad, todas las personas que inundan la iglesia se dirigen hacia el estandarte, lanzando vítores y celebrando su salida por la Puerta del Sol, dirección a todas las calles del pueblo, donde miles de gentes esperan a la 'Virgen' para vitorearla. Ahora el estandarte está en manos del pueblo, siendo su 'dueño' durante toda la noche.

La procesión transcurre por la mayor parte de las calles del pueblo, realizando un recorrido conocido por todos, destacando el transcurso por la calle Cantarranas, donde ya las luces artificiales, hace horas que se hicieron dueñas de la noche. El ambiente manchego que se respira durante este trayecto nocturno, parece descubrirnos a Don Quijote subido sobre su caballo engalanado, portando el estandarte de la Inmaculada en una de sus 'personales' e inimaginables aventuras.

Guisos típicos como la Pipirrana, dulces como los rosquillos, magdalenas y mantecados regados por anís,mistela y resolí , suavizan y endulzan las bajas temperaturas del invierno manchego y ayudan a los horcajeños y visitantes a disfrutar un poco mas de la noche.

Con la llegada del estandarte a las ermitas el pueblo, tanto caballeros como acompañantes se toman un corto respiro, con la mente puesta en la vuelta a la Iglesia.

La noche del día 8, a la llegada de nuevo del estandarte a la iglesia, se produce la entrega de éste a los horcajeños para devolverlo a la Sacristía. Este camino es más complicado que la entrega. Los horcajeños no queremos que se acabe la fiesta, no queremos que se guarde el estandarte. El comportamiento está dirigido por el sentimiento, desenfrenado, que nos empuja a vitorear con mucha mas fuerza y devoción ante el inminente fin de la fiesta. Cuando desaparece el estandarte por la puerta de la Sacristía, los horcajeños lanzamos infinitos vítores para intentar disminuir la desazón que deja en nuestros rostros la perdida del estandarte.

Cuando esto sucede, unos segundos de silencio que parecen horas, se rompen con un enfervorizado vítor hacia la imagen de la Inmaculada, lo que deja paso a cientos de abrazos entre todos nosotros, realizando una función de 'consolación mutua' por perder esa sensación que en los momentos de la fiesta nos une y que intentamos mantener durante todo el año.

Más tarde, según la hora de entrega, se realiza una procesión por las calles del pueblo donde ya no hay caballos ni caballeros, ni estandarte. Sale la imagen de la Inmaculada engalanada en carroza y de nuevo es vitoreada con la misma devoción que al estandarte, pero esta vez, con un acompañamiento pacífico, ordenado, sin voces que son la expresión de una paz conseguida después de una larga espera. Un recuerdo de la noche, de la fiesta y el inicio de otros trescientos sesenta y cinco días de nueva espera.

El 9 por la mañana, día de la 'Virgencilla', se celebra una solemne misa en honor de todos los horcajeños difuntos que intentaron y lograron transmitirnos uno de los mayores bienes inmateriales que puede poseer cualquier ser humano, el amor por su pueblo, sus raíces, sus tradiciones, sus mayores, etc. Así todos los 'horcajeños', agradecemos y conservamos en su forma más original y limpia, el legado tan preciado que nos entregaron nuestros antepasados, procurando no ser el objetivo de las criticas de las futuras generaciones, las cuales exigirán entregarles esta herencia conservando su alma: el hermanamiento de los horcajeños.
Historia La fiesta del Vítor es la aclamación y homenaje a la Inmaculada Concepción. Esta aclamación, en Horcajo de Santiago, es anterior al establecimiento del Dogma Inmaculado por parte de la Iglesia Católica.

HISTORIA DEL VÍTOR

El comienzo en el tiempo de la fiesta no tiene día, mes y año claramente definidos, se piensa que no sea anterior al siglo XVII, como fiesta organizada, representadora e intérprete de los movimientos concepcionistas, teleológicos y populares que tienen su cenit en pleno siglo XVII. Desde fechas anteriores se hace una cuestación entre todos los vecinos, imponiendo una cantidad fija de dinero según las posibilidades de cada uno. Hace años, dicha cuestación se verificaba el día 8 de septiembre. Para ello, salía una galera adornada en la que se colocaba una imagen de la Inmaculada y que, arrastrada por dos mulas, recorría las calles del lugar recogiendo de los vecinos donativos en especie o en metálico. El dinero recaudado directamente o mediante subasta de lo donado servia para costear los gastos de la fiesta. Hoy día, todo lo recaudado en metálico tiene idéntico destino.
Otros datos de interés El texto que todos los horcajeños se aprenden desde muy niños, es la expresión del sentir común que instintivamente excluye a la Virgen del pecado original. No se sabe quién fue el autor de este texto, pero consiguió que el pueblo se identificara con él y así, lo hizo suyo, creando un compendio teleológico del dogma inmaculista. Estas son las palabras que conforman este texto y que se repiten una y otra vez la noche del día 7 de Diciembre en la boca de miles de horcajeños:
'' VÍTOR LA PURÍSIMA CONCEPCIÓN DE MARÍA SANTÍSIMA CONCEBIDA SIN MANCHA DE PECADO ORIGINAL,
¡VÍTOR!, ¡VÍTOR!, ¡VÍTOR!''


Ee trata de una tradición que arranca desde 1.650, sobre todo influenciado por la Orden de Santiago. Horcajo de Santiago, cuenta en su casco urbano con un conjunto numeroso de Casas-palacio con escudos, destacando edificaciones civiles como la antigua Cárcel de los siglos XVI y XVII, Casa de la Encomienda, también conocida como Casa de la Cadena, del siglo XV y XVI, Casa del Marqués, Casa del Comisario, Casa Jardín y Casa de los Silva. Además cuenta con un rico patrimonio arquitectónico de edificios religiosos como son las ermitas de Nuestra Señora del Carmen, Ermita del Rosario, Ermita de Santa Ana y Ermita de San Sebastián, pero hay que renombrar la Iglesia Parroquial dedicada a la Inmaculada Concepción, construida en los siglos XVI y XVII de una sola nave gótica. En su exterior se dibuja una torre de cuatro cuerpos y una portada plateresca llamada del Sol, a modo de retablo, con la imagen de la Inmaculada en el centro. No se puede olvidar de esta tierra del Vitor su rica gastronomía, basada principalmente en productos como el vino, dulces y la pipirrana, plato que se elabora para la festividad del Vitor, compuesto a base de bacalao, setas, jamón y oreja de cerdo.

LOS CABALLOS DEL VITOR
En la fiesta del VITOR, los caballos tienen gran relevancia. Su papel se basa en ser el medio de transporte en la Edad Media, utilizado por los Caballeros de la Orden de Santiago para recorrer el priorato de Uclés, al cual pertenecemos. Los priores llegaban a la Encomienda de Horcajo, a lomos de sus caballos, portando el estandarte de la Inmaculada, a la cual vitoreaban sin cesar durante todo el tiempo que tardaban en recorrer la población. Esta historia viva se mantiene y perdurará por los tiempos de los tiempos. El caballo es el único destinatario de la vestimenta que se mantiene en la fiesta. Está adornado con numerosos atalajes, los cuales son realizados por las personas de la población y aportados por cada uno de los caballeros. La fortaleza física del animal es importante, pues debe resistir la procesión más larga de la Cristiandad, unas 22 horas continuadas, soportando los rigores del invierno, pues debe permanecer en la noche y día del 7 y 8 de diciembre, aguantando los embistes de la muchedumbre enardecida que quiere acercarse a los caballos.

ADORNOS
Pecho petral, decoración del pecho del caballo, con la cruz de Santiago en el Centro. Recuerda a las protecciones que se empleaban en los caballos de guerra. ( La Orden de Santiago tuvo a su cargo la repoblación de esta zona, cuando el rey Alfonso VIII reconquistó la provincia de Cuenca. Lucharon contra los árabes en numerosas escaramuzas.) Cabezada con bordados, escarapelas y espejos, en el color azul virgen purísima. Está rematado con un borlón en el centro de la cabeza. Rememora la cabezada árabe de los guerreros moriscos. Es una manera de significar el triunfo de la Cristiandad, y en especial de la Virgen, sobre Alá y los árabes. Silla. Es la que más remodelaciones ha sufrido, por la adaptación a los tiempos de la misma, no obstante, se emplea la antigua silla vaquera, la más parecida a la medieval, con su concha elevada y el forro de lana, los estribos son los típicos de hierro que cubren todo el pie. Mantilla. Cubre la grupa del caballo, y está profusamente adornada con bordados realizados a mano, con motivos diversos, todos alegóricos a la Virgen y a la Orden de Santiago. Él único requisito es el reborde flecos. Baticola. El adorno de la cola, con un lazo en colores azules.

EL BOMBA

En los años 50, y algunos años más, fue el caballo llamado Bomba, quien tuvo el honor de portar el estandarte de la Virgen durante muchos años de su vida. El caballo pertenecía a una de las fincas más importantes de Horcajo, la denominada Cueva Plaza. Cuando ya, por la edad y la debilidad física, avanzaban, el caballo dejó de prestar el servicio encomendado cada 7 de diciembre, pero él no olvidaba su cita, y escapándose de su cuadra, con puntualidad asombrosa, se presentaba a las ocho de la tarde en la puerta de la Iglesia, para continuar con su misión en esta vida, portar el estandarte.
Esta cita la mantuvo durante el resto de su vida, recorriendo cada 7 de diciembre los 12 kms que separaban su cuadra del pueblo. El Bomba era de color blanco, y permanece vivo en todos los corazones horcajeños.
Cortesía de: www.andevas.com