FIGONES, PUEBLOS Y CASTILLOS SEGOVIANOS
SOTOSALBOS.- La ruta arranca en
Torrecaballeros, famoso por sus figones especializados en cordero asado.
Continuando por la N-110, hay que tomar un desvío a la izquierda a la altura
del kilómetro 171, que conduce a Sotosalbos. Su iglesia parroquial de San
Miguel es un modelo canónico de arquitectura románica segoviana. PEDRAZA.- Hay que volver a la
N-110 y, tras Collado Hermoso y una vez pasada la Salceda, coger el desvío
hacia Pedraza. En Pedraza es necesario dejar el coche en el aparcamiento situado
en las inmediaciones del castillo. Este fue construido en el siglo XIII y objeto
de modificaciones en el XV. El castillo se alza sobre un escarpado barranco y,
una vez flanqueada su puerta tachonada de clavos, pueden visitarse los patios
interiores, así como el Museo Zuloaga, donde se exhiben sus obras y
recuerdos CUEVA DE LOS ENEBRALEJOS.- Desde Pedraza hay que recuperar la N-110 por Arcones para llegar hasta Prádena. A la altura del kilómetro 144 debe tomarse a la izquierda el segundo desvío de entrada a la población. Un camino de tierra conduce hasta la cueva de los Enebralejos, una formación de origen cárstico donde se conservan enterramientos humanos y manifestaciones artísticas primitivas. Cuenta con aula arqueológica y tienda de recuerdos. La visita dura 45 minutos y se recomienda llevar ropa de abrigo. CASTILLO DE CASTILNOVO.- Desde
Prádena sale un estrecha carretera con dirección a Castroserna de Arriba que
conduce hasta el castillo de Castilnovo. En los alrededores de Prádena se
encuentra la acebeda de Prádena, el bosque de acebos más extenso del Sistema
Central. El castillo de Castilnovo parece más un palacio que una construcción
defensiva o militar. Es un conjunto gótico-mudéjar, con un magnifico acondicionamiento interior en el que hay que resaltar el patio de armas y el
salón de la planta baja. Declarado Monumento Histórico Artístico, es sede de
la Asociación Hispano Mexicana Castilnovo, y alberga los museos del SEPÚLVEDA.- Para llegara Sepúlveda
hay que coger la C-112 en las inmediaciones del castillo de Castilnovo para
inmediatamente tomar el desvío señalizado que, hacia la derecha, conduce a la
ciudad. Desde el mirador de Ignacio Zuloaga se obtiene una buena vista de la población, sobre una roca en la confluencia de los ríos
Caslilla y Duratón. En la que es conocida como "la capital mundial
del cordero asado" destaca en lo más alto del pueblo, la iglesia del
Salvador, un sencillo templo románico, fechado en 1093. El santuario románico
de la Virgen de la Peña. del siglo XII, cuenta con una bella portada principal
en la que se inscribe el mejor pantocrátor de la zona. En el exterior se
encuentra un magnifico mirador. Otras iglesias que hay que visitar en Sepúlveda
son la de San Bartolomé y la de San Justo, así como la remodelada iglesia de
Santiago. El centro de Recepción e Interpretación del Parque Natural de las
Hoces del Río Duratón tiene su sede en esta iglesia. En el interior se puede
contemplar el ábside mudéjar y la torre románica, así como la cripta, en la
que se pueden ver los antiguos enterramientos antropomorfos. La iglesia de
Santiago es el punto de partida para conocer las hoces del Duratón. Cerca de Sepúlveda,
por una carretera local, se llega al pueblo de Duratón, y pasando su puente
medieval se encuentra uno de los templos románicos rurales más destacados de
la provincia, la iglesia de Nuestra Señora de la Anunciación, con un derroche
de imagineria ERMITA DE SAN FRUTOS.- L as mejores vistas del Parque natural se obtienen desde la ermita de San Frutos, un mirador de privilegio donde contemplar las hoces del Duratón. Para llegar a la ermita hay que salir de Sepúlveda por la SG-241 en dirección a Urueñas y tomar, a 6 kilómetros, la desviación a Castrillo de Sepúlveda y Villaseca, desde donde una pista de tierra conduce, en 4 kilómetros, a la zona de aparcamientos. Ya a pie, un nuevo camino de poco menos de un kilómetro lleva hasta la ermita de San Frutos. De la ermita, puro románico edificado sobre base visigótica, puede visitarse el exterior del templo, la capilla en la que reposan los restos del santo, un pequeño cementerio y, en general restos de lo que fue un lugar de recogimiento que dependió, como priorato, del monasterio de Silos. |