MEDINA DEL CAMPO


La situación geográfica de la villa es privilegiada, de ahí que la Corona de Castilla la eligiera como sede de las ferias cuando comenzó a intensificar sus relaciones comerciales con el exterior. allá por el siglo XV. Medina del Campo era y es una encrucijada de caminos, en ella confluyen todas las rutas importantes, cercana a las principales ciudades castellano-leonesas y a Madrid, de la que apenas nos separan 80 minutos por carretera o 120 minutos en tren. El volumen de intercambios comerciales era tal que las Ferias de Medina del Campo se convirtieron en el primer lugar del mundo en la negociación de las letras de cambio, de ahí que a pesar del tiempo transcurrido en la villa queden afortunadamente muchas huellas de sus pasadas Ferias. Huellas en la arquitectura, en obras de arte, en documentos históricos..., sobre todo huellas profundas en la economía local. Medina del Campo era y es una ciudad eminentemente comercial, que tradicionalmente abre sus puertas los domingos por la mañana y cierra los jueves por descanso, donde se puede encontrar un amplio surtido, atención personalizada, calidad,...

El domingo el visitante tiene la oportunidad de sorprenderse con las exposiciones de muebles, donde encontrará la obra de los industriales y artesanos, comprar suculentas viandas en las Reales Carnicerías ( un mercado de abastos del siglo XVI), recorrer nuestra Plaza Mayor viendo escaparates de hoy: textiles, joyas, zapatos, regalos, etc. Descubrir nuestras iglesias, conventos, palacios y casas nobles, disfrutar de la variada gastronomía que ofrecen los restaurantes, como el afamado lechazo asado, probablemente adquirido en el Mercado Nacional de Ganados, donde tratantes y ganaderos cierran los tratos con un apretón de manos. Cuenta la leyenda que había un opulento labrador que además era un buen vasallo de su rey. Envidiado por sus convecinos fue denunciado al rey, por fabricar moneda en su casa. El rey ante la insistencia de la denuncia llegó a dudar  y le interrogo a lo cual el labrador, dijo que era cierto y le invito a su casa para que viera como lo hacia. Vio, en un inmenso patio, una multitud de operarios dedicados a la construcción y reparación de aperos, mientras otros salían con las yuntas a labrar la tierra. El valor del trabajo impresiono al monarca. El labrador en pago de la honra que le hizo el rey visitando su casa le  prometió: he de poner por tierra el castillo viejo que está en la ciudadela y hacer otro desde los puertos de mar a tierra adentro, no se halle otro como el, y así lo hizo.

 

semana santa del silencio

Dentro del ciclo festivo anual y con características muy singulares, encontramos las celebraciones pasionales de Semana Santa, de las que los medinenses se sienten orgullosos. La Semana Santa contribuye a que Medina del Campo sea una referencia obligada a tener en cuenta. Y, sin duda acoge a cuantos deciden acercarse a ella, pues no en vano mantiene una vocación ecuménica y universal, abierta a todos los vientos, consecuencia de esa vocación ferial y comercial de la es testigo la densa historia que ha modelado la forma de ser de sus gentes. Y es que, desde que allá por 1.411 San Vicente Ferrer instituyera en Medina las primeras procesiones de disciplina de España de que se tiene noticias, se ha convertido en un fenómeno religioso, cultural, turístico y económico importantísimo. Merece, pues, la pena verla y admirarla, en la seguridad de que nadie resultará defraudado. Los personajes que aquí habitaron, quisieron para si lo mejor del arte, contando con los mejores artistas del momento. Así se explica la presencia en Medina de obras de genios como Juan Picardo o Juan de Juni, de Esteban Jordán o Pedro de la Cuadra, de Domingo Beltrán o Francisco de Rincón, del Maestro de San Pablo de la Moraleja o del Maestro de  Covarrubias. Y, así se justifica el que nuestras calles se conviertan en "Museos al aire libre".

Y para contemplara y gozar de ese museo nada mejor que el Silencio, que constituye la seña de identidad de la Semana Santa. Además, junto a preciosas tallas podemos admirar en Medina un extraordinario conjunto arquitectónico, Castillo de la Mota, grandiosa Plaza de la Hispanidad, con la Colegiata de San Antolín, el Ayuntamiento y el Palacio Testamentario en el que murió Isabel la Católica, amén de numerosas iglesias, monasterios, conventos, palacios y edificios civiles que contribuyen estenográficamente a esa representación en la calle del terrible drama del Calvario.

VIANDAS  Y  VINOS

Dela tierra que ocupaba la meseta norte de la península, ya decía, en el siglo XII, el gastrónomo Picaud: "está llena de tesoros y es fértil en pan, vino, carne, pescado, leche y miel". La gastronomía de Medina del Campo responde a esta descripción. Hay que destacar el cochinillo asado, el lechazo asado, las chuletillas de lechazo al sarmiento, la gallina en pepitoria a la "medinense", aves y caza escabechadas, productos del cerdo, guisos, quesos y los productos donde el cereal tiene una presencia notable, aquí el pan es algo serio. Entre los postres y dulces tenemos las cocadas, empiñonados, amarguillos, cagadillas de gato, riquísimas pastas al horno, rosquillas de palo y torrijas de leche o vino, especialmente en Semana Santa. Son los caldos blancos los que dan fama a la zona, pero también es cierto que estas tierras son capaces de producir los mejores vinos tintos y rosados. Reconociendo esta calidad, la Junta de Castilla y León reguló en 1995 la titulación "Vinos de la Tierra Medina del Campo" para ochocientas hectáreas de viñedo plantadas fundamentalmente de tempranillo, y de forma minoritaria con cabernet sauvignon, merlot y garnacha.

 

Aquí os dejo un poco de la vida e historia de esta preciosa villa de Castilla, Medina del Campo. Sus tradiciones, su historia y su actual auge económico e industrial hacen de ella una de las ciudades más importantes de esta vieja región española.