RUTA DEL MONCAYO Y LAS ICNITAS (SORIA)
Hacia el norte de Soria, a siete kilómetros por la norteña carretera N-111, ya en Garray, estas tierras albergan las ruinas de Numancia. Allí están, situados en un cerro, los restos de aquel castro celtíberico. Lo que queda de aquellas ruinas es parte de la reconstrucción que los romanos llevaron a cabo en la ciudad, tras su conquista: trozos de muralla y restos de viviendas. Y todo ello podemos contemplarlo merced a las diferentes excavaciones que fueron sucediéndose en aquel lugar. Actualmente se hallan reconstruidas una casa romana y otra celtíberica. Partiendo desde Garray, por la carretera de Amedo, la comarcal 115, desviándonos a la derecha, está Oncala, en cuya iglesia se alberga una valiosa colección de tapices flamencos del siglo XVIII, tejidos sobre cartones de Rubens con lana y seda. Entre las poblaciones de Santa Cruz de Yanguas, Bretún y Villar del Río se encontraron huellas de dinosaurios de hace ciento cincuenta millones de años. El descubrimiento data de 1979, fecha en que unos paleontólogos investigaron la zona, hoy conocida como ruta de las icnitas. El interés por los dinosaurios, acrecentado por una película norteamericana de éxito, disparó a principios de la década de los noventa las continuadas visitas a esta zona, sobre todo de un ávido público infantil. Y es que, merece la pena llegar a esos lugares mencionados. Las icnitas son tridáctilas (con tres dedos) y pertenecen a dinosaurios que dejaron tales huellas sobre los limos y arcillas de la extensa llanura de estas altas tierras. En Villar del Río puede admirarse una gran maqueta de un brachiosaurio, la mayor entre otras que hay en la ruta. Su avistamiento, desde la lejanía, da la sensación al viajero de que pertenecen a reptiles vivientes que pudieran desplazarse en cualquier momento. Una inquietante, aunque fugaz, impresión que parece trasladarnos por el túnel del tiempo, desvanecida ya cuando nos acercamos a las figuras, que pudieran haber servido de reclamo cinematográfico en cualquiera de los filmes de ciencia ficción al efecto. Sólo están instaladas en el preciso lugar en el que de verdad existieron aquellos animales de la prehistoria. Yanguas, donde fluye el Cidacos. La puerta de la muralla (llamada "puerta del río"), siglo XIII, de estilo militar gótico. Un castillo, la iglesia de Santa María, de estilo gótico, siglo XVI; torre de San Miguel, una de las muestras más antiguas del románico soriano; una atractiva plaza Mayor con soportales y blasones en las fachadas de varias casas señoriales, y el Ayuntamiento, siglo XVIII, interesante muestra arquitectónica civil. Cercano, el pueblo de San Pedro de Manrique, con la iglesia parroquial del siglo XVII. Puede visitarse, como es natural, cualquier día del año, pero si se hace la víspera de la festividad de San Juan, en la noche del 23 al 24 de junio, a las 12 de la noche, la magia se apodera del viajero, envuelto en el rito de una fiesta milenaria. Es la "noche más corta del año", como se sabe, que coincide con el solsticio de verano. Arriesgados y valientes caminaran sobre una porción del suelo cubierto de brasas, sin que muestren signo alguno de quemarse. Noche de brujas, de ancestral culto al fuego. Continuando el viaje, ya por la N-122, que va desde Soria a Tarazona de Aragón, se encuentra Ágreda, ciudad castellana donde se dieron cita las culturas árabe, judía y cristiana. Hay allí restos de murallas, calles que antiguamente pertenecieron al barrio de la judería, y una puerta califal de entrada al barrio moro. Merecen visitarse las iglesias de Nuestra Señora de la Peña, de San Juan, de San Miguel, el convento de la Concepción y el palacio de los Castejones, siglo XVII. Desde Ágreda, por la carretera de Tarazona, se puede admirar el Moncayo, cuyo pico más alto se eleva a 2.300 metros. A pocos kilómetros, tomando la 101, está Olvega, población rodeada de montañas, en un gran valle. Su iglesia parroquial, de finales del XV, posee una torre que parece una fortaleza; en su interior descuella el retablo del altar mayor, obra de Francisco de Ágreda, escultor de finales del XVI. |