ALGUNOS LUGARES DEL MADRID ANTIGUO 1


La capital de España, con más de tres millones de habitantes, se sitúa en el centro geográfico del país, desde donde irradia la red ferroviaria y la de carreteras. Al estar alejada de la costa y tener una altitud de 660 metros, las mejores estaciones del año para visitarla son la primavera y el otoño, pues los inviernos suelen ser fríos y los veranos, muy calurosos. Madrid esta dotada de magnificas pinacotecas, museos, preciosas plazas publicas y un bellísimo palacio Real. El ambiente callejero y la variada oferta de ocio son importantes atractivos de la ciudad. La Comunidad Autónoma de Madrid ofrece paisajes tan variados como la sierra de Guadarrama, donde se halla el monasterio de El Escorial, uno de los monumentos más importantes del país, e históricas ciudades, como Aranjuez y Chinchón, en la zona meridional.

EL MADRID ANTIGUO.-  Cuando Felipe II estableció definitivamente la corte en Madrid en 1561, ésta no era más que una pequeña villa castellana. Posteriormente, la nueva capital de España se convertiría en el centro neurálgico de un poderoso imperio. Según la tradición, quien levanto la primera fortificación junto al río Manzanares fue el caudillo musulmán Muhammad ben Abd al Rahman. Magerit, que así se llamaba el poblado árabe, cayó en manos de Alfonso VI de Castilla entre 1083 y 1086. Las colinas que rodeaban la alcazaba, que en el siglo XV los monarcas de la Casa de Austria sustituirían por un alcázar gótico, se fueron cuajando de iglesuelas y de un denso caserío hendido de callejas. El viejo alcázar se incendio en 1734 y sobre su solar los Borbones edificaron el actual palacio. Cuando Madrid se convirtió en capital del Estado, apenas contaba con 20.000 habitantes, al final de aquel siglo la población se había triplicado. A esta zona de la ciudad, construida a partir del siglo XVI, se le llama el Madrid de los Austrias, pues fueron los reyes de esta dinastía quienes impulsaron su desarrollo. La nobleza levantó aquí sus palacios para no alejarse de la corte. En el siglo XVII, se dotó a la ciudad de la plaza Mayor, y la Puerta del Sol se convirtió más tarde en centro geográfico de España y punto de referencia para sus visitantes.

PUERTA DEL SOL.- En esta plaza, siempre animada, está el corazón del Madrid tradicional. Es uno de los puntos de encuentro más populares de la ciudad, donde converge una gran diversidad de gente que va de compras o a visitar cualquiera de los muchos lugares de interés con que cuenta el casco antiguo. Antiguamente éste era el acceso oriental a la ciudad, custodiado por una puerta y una fortaleza. Hace siglos que ambas fueron reemplazadas por una serie de iglesias y conventos; las gradas o lonja de San Felipe, llamadas el mentidero de la villa, en la esquina de la actual calle Mayor, era el lugar más concurrido de Madrid, que aparece citado por numerosos escritores del Siglo de Oro. A finales del siglo XIX, se reordeno la zona en una plaza y sus cafés aglutinaron la vida social de la ciudad. En la actualidad la plaza tiene forma de media luna. El lado meridional esta ocupado por un austero edificio de ladrillo rojo, que fue construido bajo la dirección de Ventura Rodríguez en la década de 1760 para Casa de Correos por orden de Carlos III. Su interior es de planta rectangular y se organiza en torno a dos grandes patios. En 1847 se convirtió en sede del Ministerio de la Gobernación. La torreta, que es uno de los rasgos más característicos del edificio, se incorporo en 1866 para albergar el reloj donado por la conocida firma Losada y la bola que baja al dar las doce campanadas. En la actualidad, el Gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid tiene su sede en este edificio, testigo de algunos sonados acontecimientos festivos. En Nochevieja son muchas las personas que se dan cita en la plaza para tomar las doce uvas al toque de las campanadas del reloj y entrar con alegría en el nuevo año. Frente al edificio, en el suelo, está marcado el kilómetro cero; de aquí parte la red de carreteras españolas. Los edificios de enfrente están dispuestos en forma semicircular y llenos de tiendas. En la esquina con la calle del Carmen se levanta el símbolo de Madrid: un oso que trata de coger el fruto de un madroño. La Puerta del Sol ha sido testigo de acontecimientos de gran importancia. Aquí comenzó el levantamiento del 2 de mayo de 1808 contra las fuerzas francesas de ocupación; la multitud sucumbió ante las tropas napoleónicas, mejor armadas. En 1912 José Canalejas, jefe del Gobierno liberal, fue asesinado en esta plaza. Desde el balcón del entonces Ministerio de la Gobernación se proclamó la Segunda Republica en 1931.

LA COLEGIATA DE SAN ISIDRO.- La iglesia, barroca, se comenzó en 1626 para el colegio de la Compañía de Jesús y ha sido catedral de Madrid hasta la reciente conclusión de la Almudena, en 1993. Tras la expulsión de los jesuitas en 1767 por orden de Carlos III, Ventura Rodríguez reordeno el interior del templo, de una sola nave, capillas laterales unidas, cabecera plana y crucero con cúpula. Entonces paso a la advocación de San Isidro, patrono de Madrid, y dos años después se trasladaron sus restos desde la iglesia de San Andrés. Durante el reinado de Fernando VII se devolvió el templo a la Compañía de Jesús.

PLAZA DE LA VILLA.-  Restaurada y remodelada en muchas ocasiones, esta plaza es uno de los lugares más característicos de Madrid. Aquí se encuentra ubicado un conjunto de valiosos edificios cargados de historia. La torre de los Lujanes es el más antiguo, realizado a principios del siglo XV; de aquel palacio de estilo toledano sólo quedan la torre y dos portadas, una gótica con arco mixtilíneo y otra de arco de herradura. Se afirma que Francisco I de Francia, tras su derrota en Pavía en 1525, permaneció aquí cautivo. La Casa de Cisneros fue construida en 1537 para el sobrino del cardenal Cisneros, fundador de la Universidad de Alcalá de Henares. La fachada principal da a la calle Sacramento y es un ejemplo excelente del estilo plateresco. Unido a este edificio por un pasillo interior, que forma un puente, está el Ayuntamiento. Fue proyectado en la década de 1640 por el arquitecto Juan Gómez de Mora, autor de la plaza Mayor. Comparte con ella su línea austera de ladrillo y piedra y los torreones que rematan la fachada. En 1670 Teodoro Ardemans incorporo la portada barroca y los escudos. Posteriormente, Juan de Villanueva, arquitecto del Prado, realizo la columnata neoclásica, desde cuyo balcón la familia real asistía a la procesión del Corpus. En el interior del edificio se conserva la Alegoría del dos de mayo, de Goya.

LA PLAZA MAYOR.- Esta espléndida plaza rectangular, a la que se abren innumerables balcones, está formada por casas de tres pisos rematadas con chapiteles en las esquinas. Este singular recinto posee un carácter muy castellano; allí se organizaban múltiples actos, como corridas de toros, fiestas o juicios de la Inquisición, a los que asistía una gran multitud, a veces presidida por el rey y la reina. El primer acto público de importancia fue la beatificación del patrón de Madrid, San Isidro, en 1621. Ese mismo año fue ejecutado aquí Rodrigo Calderón, secretario de Felipe III. Aunque todo el mundo le odiaba, su comportamiento ante el trance final fue tan digno que aún perdura la frase "tiene más orgullo que D. Rodrigo en la horca". Sin embargo, el acto oficial más importante que se desarrolló en la plaza fue el recibimiento de Carlos III, procedente de Italia, en 1760. La plaza, comenzada en 1617, reemplazo al antiguo mercado del Arrabal; se termino en sólo dos años. El arquitecto, Juan Gómez de Mora, fue discípulo de Juan de Herrera, autor del monasterio de El Escorial, siguió el estilo de su maestro, en una línea menos austera. La decoración se concentra en la fachada de la Casa de la Panadería, con frescos alegóricos, restaurados recientemente con discutible fortuna. Preside la plaza una estatua ecuestre de Felipe III comenzada por el italiano Juan de Bolonia y terminada en 1616 por su discípulo Pietro Tacca. Se traslado a este lugar en 1848, procedente de la Casa de Campo. Uno de los principales atractivos de esta plaza son algunos de sus comercios del más tradicional estilo, instalados en sus soportales, cabe destacar entre éstos las antiguas sombrererías. En la actualidad existen muchas terrazas y los domingos se celebra un mercado filatélico. La salida meridional conduce a la calle Toledo, desde donde se puede llegar al Rastro, famoso mercado de objetos usados que se abre los domingos. Por la siguiente esquina, bajando un tramo de escaleras, se llega al Arco de Cuchilleros y a la calle Cuchilleros, donde están los tradicionales mesones y el conocido restaurante Casa Botín.