SIERRA DE GUIVIJO Y PARQUE DE VALDEREJO  2


Una vez arriba, antes de llegar al indicador del Alto de Orduña, sale a la derecha una pista forestal, sin señalización alguna, que tras atravesar durante 4 kilómetros un pequeño bosque de pino bajo y acebo, permite ver en toda su grandeza el circo de Orduña. Impresionante vista, de las que facilitan el vértigo. El incomodo camino, por las piedras, finaliza ante la imagen de la Virgen de la Antigua, también llamada en el lugar del Txarlazo, por el pico de 927 metros que sujeta la imagen.. Desde la cima se lanzan al vacío profesores y alumnos de la escuela de ultraligeros de Orduña y aficionados al parapente y ala delta. Lo que se ve abajo son las villas de Orduña y Amurrio, más al fondo, ambas pertenecientes al país de "Liliput". Muy cerca del lugar se encuentra una de las entradas de la Coba Grande de Tertanga, conocida también por cueva de Perilde o sistema de Pozolagua, un capricho natural e 4 kilómetros de longitud, ideal para las inquietudes de los amigos de la espeologia. Si lo visto hasta ahora impresiona, habrá que prepararse para lo mejor, el nacimiento del río Nervión, o mejor dicho, la parte alta de la cascada, porque el río nace unos metros más adentro.

Para llegar al lugar hay que salir a la carretera general y alcanzar la cima del puerto, a la altura del kilómetro 341,5, fácil de localizar por las puertas metálicas que siempre permanecen abiertas. Tenga cuidado con los amortiguadores y neumáticos del coche, le esperan 5 kilómetros de difícil travesía por una carretera llena de agujeros, baches y despropósitos. Una pequeña inversión para su mejora seria un acierto. A los 3 kilómetros, junto a un semiabandonado refugio, se desdobla el mal camino, a la izquierda se llega a un excelente mirador, a la derecha al nacimiento del Nervión. Si es verano no veremos ni una gota de agua, en cambio, si la época elegida es la primavera o los últimos días del otoño, el espectáculo natural no ha hecho más que empezar. La carretera finaliza en un bonito lugar para pasar el día ( sombra abundante, mesas y tranquilidad) y en el mirador del Nervión, un balcón artificial que da miedo pisarlo.

Si visita el lugar en invierno, tenga mucho cuidado con los baches rellenos de nieve, que son una trampa para el vehículo. Corre por el lugar viejas creencias que hablan de un monstruo que atacaba a los caminantes que atravesaban el camino de la Plata, junto al alto de Orduña, lo que supuso un gran esfuerzo para finalizarlo, de ahí el nombre del camino. De vuelta a la carretera de Burgos, se desciende el puerto que en este sector es castellano, pero más adelante vuelve a sus orígenes vascos, una vez pasado el pueblo burgalés de Berberana, donde confluye la carretera que muestra lo mejor del valle de Losa, con tranquilas poblaciones como Villalba de Losa, cuna de Juan Garay, Villaño, Fresno de Losa o Quincoces de Yuso. al llegar a Osma la carretera ya es alavesa; 8 kilómetros después se toma la comarcal A-2622, a la derecha, y pronto aparece Villanañe, con interesante iglesia, torre de los Varones y santuario de Angosto, al otro lado de la carretera, punto de obligada parada. Tres kilómetros más adelante, a orillas del río Omecillo, queda Villanueva de Valdegovia, puerta de entrada al valle de Valdegovia y parque natural de Valderejo, protegido por el Gobierno Vasco desde enero de 1992. La zona es un pequeño lugar lleno de encanto y valles verdes. Para conocer bien la zona hay que llegar hasta las aldeas de Lalastra, centro de acogida del parque, y Lahoz, pero el abanico de excursiones es mucho más amplio.

Cualquier escapada espontánea e improvisada es valida y acertada. Si tiene ganas de caminar un poco, 45 minutos, ida y vuelta, anote esta propuesta: de Villanueva tome la carretera local a San Millán, luego continué a la izquierda por la que pasa por San Zadomil, Villafría y termina en el pueblo abandonado de Ribera; una vez en esta aldea es momento de estirar las piernas y calzarse las botas. El camino que hay a la salida del pueblo, junto al río Purón, es el bueno. El recorrido transcurre paralelo al curso fluvial y atraviesa pastizales, quejigos, bosques mixtos, cascadas, algunas más de 30 metros, túneles y un puente de traza romana, que es la referencia para dar la vuelta. Todo un delicioso paseo por uno de los espacios naturales mejor conservados y más inéditos del País Vasco. La senda también se puede tomar en las localidades de Lalastra y Lahoz.

A la vuelta hay que pasar por el pueblo de Espejo, ya en la comarcal A-2625 y girar a la izquierda hacia Tuesta y Salinas de Añana. Los vecinos de la primera localidad están orgullosos de su iglesia parroquial, románica para más señas y los de Salinas de sus explotaciones de sal, las más antiguas del país, fundadas por los romanos hace 20 siglos y ahí siguen todavía dando trabajo y de comer a más de una familia del pueblo. Si se acerca al lugar en verano verá un paisaje extraño, raro y desconocido. Se pueden contar más de 5000 terrazas, aunque sólo la mitad son productivas. De los cinco manantiales que riegan las explotaciones, tres son de agua salada, la cual es conducida a las terrazas en acueductos de madera, hasta los clavos, porque la sal oxida el metal. La sal se recoge cada tres días, una vez se ha evaporado el agua, y cuentan que una era puede producir por temporada unos mil kilos. Lo suficiente para vivir. Si tiene algún problema de reuma o inflamación de los pies puede pasear descalzo por las aguas. Muchos lo hacen y les va bien, comentan. El valle de la Sal cierra el circuito por las sierras de Guivijo, Arcena y parque de Valderejo. A unos 8 kilómetros queda la A-68, el método más rápido para volver a casa.