El sendero comienza en el Puerto de
Tudons, situado en la parte Occidental de la Sierra de
Aitana, al pie de la Ermita de Seguró, dentro del término
municipal de Alcolecha, pequeño municipio de origen
musulmán, que ha dejado como testimonio más notable de su
historia la Casona, que fue de los señores del lugar, los
Marqueses de Malferit, que conserva su escudo de piedra y
una torre cilíndrica junto a la iglesia parroquial.

El
itinerario parte del punto más alto del puerto de Tudons, a
1.020 metros. Por la carretera y en dirección a Alcolecha
encontramos, a 300 metros y a la derecha, la entrada de la
pista forestal que hay que seguir, sin posibilidad de
pérdida, hasta llegar a la Font de l’Arbre. A lo largo del
primer kilómetro, la pista recorre por un reducto de bosque
mediterráneo bastante cerrado y bien desarrollado. Se trata
de una formación compacta de encinas, formando el sotobosque
encontramos matorral variado, como la jara blanca, el rosal
silvestre, la zarza, la coscoja, el enebro y la madre-selva.
Es destacable la presencia de piorno (formación vegetal de
porte almohadillado), de especies como la crucecilla o el
«cojín de monja». La aparición de estas especies viene
determinada por la altitud de la zona, pues sólo aparecen a
partir de los 800-900 metros. Estas especies indican ya que
que son muy delicadas.
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Al
llegar al inicio del segundo kilómetro de ruta
encontramos, justo antes de la primera curva cerrada,
una explanación de origen humano. Es a partir de este
punto cuando la especie arbórea dominante es el pino, de
porte achaparrado debido a su exposición a la acción del
viento. Desde aquí podemos disfrutar del primer punto de
interés paisajístico, ya que se domina una gran vista
que incluye: a nuestros pies y con orientación Norte, el
valle sobre el que se asientan los pueblos de Alcolecha,
Ares del Bosque y Benasau, la Sierra de la Serrella al
fondo; y los riscos que confirman la parte más alta de
Aitana, a nuestras espaldas. |
Siguiendo la pista forestal se puede resaltar la
proximidad de las paredes rocosas de la cima de Aitana,
que pueden albergar aves rapaces. de antiguos cultivos,
estructura que se repite en el resto del itinerario.
Aisladamente, podemos encontrar arces mediterráneos,
fresnos de flor y también pequeñas zonas de cultivo de
almendro. Más adelante, la especie vegetal dominante
vuelve a cambiar y el paisaje está marcado por una densa
formación de pino piñonero, sin duda obra de la mano
humana. Esta arboleda antecede a la Font de l’Arbre, que
cuenta en sus proximidades con varios caseríos, algunos
en uso y otros en ruinas. |
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Aquí cogemos la pista que asciende hacia la cumbre. La
primera parte, desde la fuente hasta los riscos rocosos que
dan paso a las mayores alturas de la sierra, transcurre
entre matorral bajo y almohadillado formado por «cojín de
monja», rosal silvestre, cerezo de pastor y los pinos
piñoneros. Cuando se llevan recorridos aproximadamente cinco
kilómetros y medio, la vegetación se hace sensiblemente más
densa y aparecen especies como el espino negro y la jara,
que se añaden a las que ya veíamos.
A
los seis kilómetros de haber iniciado el camino, encontramos
el primero de los neveros o pozos de nieve (construcciones,
algunas muy antiguas, usadas para almacenar nieve
prensándola hasta conseguir hielo), que podremos ver a lo
largo de este itinerario, justo debajo de las paredes
verticales sobre las cuales están las antenas de televisión
que coronan la sierra. Tras pasar por debajo de las mismas,
nos recibe la font de Forata, situada en una pequeña
explanación cubierta de hierba, junto a la cual encontramos
otro de los neveros.
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A
la derecha, un sendero bien señalizado con las marcas de
colores blanco y amarillo, se aproxima a las rocosas
paredes hasta llegar a un lugar llamado el Pas de la
Rabosa. Cualquier montañero pasará por aquí sin ningún
problema pero, los que no lo sean, llevarán cuidado, hay
que hacer una pequeña trepa y a esto muchos le temen. En
estas excursiones siempre es mejor ir acompañados por
personas con algo de experiencia en montaña.
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Pasado el Pas de la Rabosa se sigue entre unas formidables
grietas de gran profundidad llamadas Simas de Partagás, sólo
por ver estas simas, vale la pena la excursión, se llega a
un pequeño llano y se sigue ascendiendo a la derecha para
llegar fácilmente a la cumbre. encuentra cercado debido a
que toda la cima está ocupada por las instalaciones de T.V.
El descenso se realiza por el barranco que se forma antes de
llegar a la alambrada, para llegar a la Font de Forata y
regresar.
Este es el final de nuestra ruta. Estamos disfrutado de la
naturaleza. Miles de años han sido necesarios para que hoy
podamos gozar de estas maravillas. Este libro abierto al que
nos asomamos es muy frágil y debemos cuidarlo En cuanto a
fauna, son muy abundantes, y relativamente fáciles de ver,
los conejos y las perdices. Más difíciles de encontrar
directamente son otros mamíferos como el jabalí, los zorros,
las liebres, o el grupo de los mustélidos (comadreja,
garduñas, etc.). Son numerosas las especies de aves pequeñas
pertenecientes al orden de los paseriformes (similares al
gorrión) y las chovas, urracas, etc. Las paredes verticales
que coronan la sierra son el hábitat ideal para las rapaces
(águilas, halcones, etc.), pero el ruido constante y la
frecuente presencia humana hacen improbable que se
establezcan allí. Sin embargo, aunque no aniden, pueden ser
vistas varias especies en los alrededores.
Se
pueden recolectar, siempre con cuidado, plantas aromáticas
para realizar infusiones, bebidas alcohólicas, ungüentos o
incluso jabón y frutos silvestres comestibles, como el del
cerezo de pastor y la carrasca (bellotas).
